El cofundador de un estudio de marketing digital dio una charla en el Congreso Eucarístico Nacional sobre la necesidad de invertir en belleza para la vida parroquial católica.
David Calavitta, de Seen and Unseen, tituló su charla: “La calidad no es cara, no tiene precio: invertir en su parroquia con belleza”. Calavitta habló del precedente histórico y religioso de rodear el culto con calidad y desafió a las audiencias a invertir en calidad en sus propias parroquias.
Calavitta dijo que la etimología de calidad ayudó a las personas a comprender su importancia: “La calidad se refiere a la disposición hacia la bondad o la excelencia”, explicó, y agregó que la calidad ocurre cuando el creador de un producto es apasionado por lo que ha hecho, porque está dispuesto hacia la excelencia.
Sin embargo, añadió, cuando alguien no está involucrado o apasionado por lo que está creando, no tiene una disposición hacia la excelencia.
“Lo que queda es la mediocridad”, dijo.
Calavitta reflexionó además que “la calidad atrae el corazón humano, pero la calidad también glorifica a Dios”.
Luego pasó a explorar las Escrituras, mostrando cómo Dios le pide al hombre calidad en su adoración y sacrificios. Mencionó la historia de Caín y Abel, donde Caín sacrifica parte de su producción, pero Abel “trajo la parte gorda de las primicias de su rebaño”. Calavitta explicó:
Verás, la diferencia… entre la ofrenda de Caín y la de Abel es que uno simplemente ofreció lo que tenía, lo que le quedaba, lo que le resultaba cómodo, y el otro ofreció lo mejor que podía darle a Dios. Y Dios acepta lo mejor.
Calavitta exhortó a la audiencia a estar a la altura de los ejemplos de calidad en arquitectura, liturgia y culto a lo largo de la historia de la iglesia.
“No nos basta con seguir el ejemplo de una iglesia anterior que invirtió en la belleza”, afirmó. “Debemos inspirarnos en ellos y tomar ese mismo arte que se hizo hace 500 años para producirlo y trasladarlo al año 2024”.
Además, exhortó a los presentes a que los católicos no pueden utilizar su religión o la presencia de la Eucaristía como excusa para la mediocridad, sino que deben ver la presencia de la Eucaristía como una razón más para invertir en calidad.
Explicó que a menudo ha escuchado la Eucaristía como excusa para la mediocridad, citando el ejemplo de personas que admiten que la música, la predicación o la arquitectura de su iglesia es fea o mediocre, pero luego dicen que está bien porque al menos la Eucaristía está allí.
“Sí, la Eucaristía, Jesús presente en la Eucaristía, está siempre con nosotros. Él prometió que lo estaría”, dijo. “Pero ¿cuándo es aceptable permitir que eso se convierta en una excusa para no rodearlo de todas las pequeñas excelencias que podamos?”