La decisión del gobierno federal de suspender sus acuerdos de cooperación con la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) está obligando a la organización de miembros de los obispos a reevaluar cómo puede servir mejor a los refugiados, según el presidente de la USCCB, el arzobispo Timothy Broglio.
En medio de la suspensión, la USCCB decidió no renovar sus acuerdos de cooperación relacionados con el apoyo a los refugiados y los servicios infantiles, anunció el arzobispo Broglio en una declaración del 7 de abril.
El arzobispo Broglio explicó que la USCCB se fundó en 1917 bajo el nombre de Consejo Católico Nacional de Guerra para apoyar el esfuerzo bélico y a los católicos en las fuerzas armadas, y que en 1920 creó una Oficina de Inmigración para apoyar a quienes se enfrentan al desplazamiento. Desde entonces, las colaboraciones de la USCCB con el gobierno federal han contribuido a ampliar programas que ayudan a personas de todo el mundo, afirmó el arzobispo Broglio.
“Todos los participantes de estos programas fueron recibidos por el gobierno estadounidense y se sometieron a rigurosos exámenes antes de su llegada”, dijo. “Son almas desplazadas que ven en Estados Unidos un lugar de sueños y esperanza. Algunos apoyaron las iniciativas estadounidenses en el extranjero por su propia cuenta y riesgo, y muchos más buscan un lugar seguro para orar y rezar, pues saben que Dios los llama”.
Señaló que la labor de la USCCB se basaba en la caridad y la atención pastoral. Describió el anuncio de no renovar los acuerdos de cooperación vigentes como “desgarrador”.
“Esta difícil decisión surge tras la suspensión por parte del gobierno de nuestros acuerdos de cooperación para el reasentamiento de refugiados”, declaró el arzobispo Broglio. “La decisión de reducir drásticamente estos programas nos obliga a reconsiderar la mejor manera de atender las necesidades de nuestros hermanos y hermanas que buscan refugio ante la violencia y la persecución”.
El alcance y la forma actuales del trabajo nacional de la USCCB son insostenibles, afirmó. A medida que los acuerdos lleguen a su fin, la USCCB buscará alternativas para apoyar a quienes ya están admitidos en estos programas, continuó el arzobispo, quien pidió oraciones tanto por el personal como por los refugiados afectados.
“Si bien esto marca un doloroso final para una colaboración vital con nuestro gobierno que se ha extendido por décadas a lo largo de las administraciones de ambos partidos políticos, ofrece a cada católico la oportunidad de buscar en nuestro corazón nuevas maneras de ayudar”, continuó el arzobispo Broglio. “La USCCB seguirá abogando por reformas políticas que faciliten procesos de inmigración ordenados y seguros, garantizando la seguridad de todos en nuestras comunidades”.
“Mantenemos firme nuestro compromiso de defender a los hombres, mujeres y niños que sufren el flagelo de la trata de personas”, concluyó. “Durante medio siglo, hemos colaborado activamente en la implementación del programa gubernamental de reasentamiento de refugiados. El llamado del Evangelio a hacer todo lo posible por los más necesitados sigue siendo nuestra guía. Les pedimos que se unan a nosotros en oración para que la gracia de Dios nos permita encontrar nuevas maneras de llevar esperanza donde más se necesita”.