La última Misa de los Novendiales celebrada en la Basílica Vaticana el domingo por la tarde estuvo dedicada a reflexionar sobre el legado y el ejemplo del Papa Francisco, fallecido el 21 de abril después de 12 años como Obispo de Roma.
Durante la última misa del tradicional período de nueve días de luto por el Papa Francisco, el cardenal Dominique Mamberti, protodiácono del Colegio Cardenalicio, pronunció una homilía centrada en el espíritu de dedicación y sacrificio que el difunto pontífice exhibió al llevar a cabo su misión.
El cardenal Mamberti recordó las palabras del papa san Juan Pablo II, quien describió su misión papal como un diálogo diario con Cristo, marcado tanto por la fragilidad humana como por la confianza en Dios. Mamberti estableció un paralelismo directo con el papa Francisco, enfatizando que la esencia de la misión papal es «el amor mismo, que se convierte en servicio a la Iglesia y a toda la humanidad».
“Todos hemos admirado cómo el Papa Francisco, animado por el amor del Señor y llevado por su gracia, ha sido fiel a su Misión hasta el extremo consumo de sus fuerzas”, dijo Mamberti, destacando el compromiso inquebrantable del Papa Francisco incluso frente al sufrimiento y el deterioro físico.
El cardenal francés, quien anunciará al mundo el nombre del nuevo Papa, ofreció un testimonio personal del Domingo de Pascua, recordando su presencia junto al Papa Francisco en la logia de la Basílica de San Pedro. Describió haber sido testigo no solo del sufrimiento del Papa, sino «sobre todo de su valentía y su determinación de servir al Pueblo de Dios hasta el final».
El cardenal Mamberti destacó la intensa vida pastoral del Papa y sus innumerables encuentros, todos ellos sostenidos por largos momentos de oración que la disciplina ignaciana le había inculcado. El cardenal recordó a los fieles la frecuente enseñanza del Papa Francisco de que la contemplación es un dinamismo de amor que nos eleva a Dios, no para separarnos de la tierra, sino para hacerlo habitar en lo profundo.
Mamberti también recordó la profunda devoción mariana del Papa Francisco, específicamente sus 126 visitas al icono de la Salus Populi Romani.
“Todo lo que hizo, lo hizo bajo la mirada de María”, afirmó el cardenal, expresando la esperanza de que este legado permanezca “en nuestra memoria y en nuestros corazones”.
Al concluir la Misa, el Cardenal Mamberti encomendó al difunto Papa a la intercesión de la Madre del Señor, afirmando: “Ahora que descansa junto a la amada imagen, lo confiamos con gratitud y confianza a la intercesión de la Madre del Señor y Madre nuestra”.