Así como Jesús se detuvo al oír el grito del mendigo ciego Bartimeo que deseaba ser sanado, también atenderá hoy el grito de los necesitados, dijo el Papa León XIV en su Audiencia General del 11 de junio.
Al señalar que las sanaciones eran parte central de la vida de Jesús, el Papa León dijo: «Los invito a traer ante el Corazón de Cristo sus partes más dolorosas y frágiles, aquellos lugares de su vida donde se sienten estancados y bloqueados. Pidamos con confianza al Señor que escuche nuestro clamor y nos sane».
La historia de Bartimeo, registrada en Marcos 10,46-52, subraya la importancia de nunca perder la esperanza, dijo el Papa, “incluso cuando nos sentimos perdidos”.
Bartimeo se encuentra dramáticamente solo y en una situación de pobreza cuando se encuentra con Jesús en Jericó; se sienta al borde del camino en lugar de caminar con la multitud que sigue a Jesús, y necesita ayuda para levantarse, señaló el Papa. Pero en el versículo 47, clama a Jesús: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».
La persistencia de Bartimeo en invocar a Jesús enseña la importancia de salir con valentía del corazón hacia Dios, especialmente cuando las situaciones parecen no tener solución, afirmó el Papa.
“No hay grito que Dios no escuche, incluso cuando no nos damos cuenta de que nos dirigimos a Él”, afirmó el Pontífice.
En lugar de ir a ver a Bartimeo, Jesús se detiene y llama a Bartimeo, lo cual “es el modo de reactivar la vida de Bartimeo: lo impulsa a levantarse de nuevo, confía en su capacidad de caminar”, dijo el Papa León.
Pero para responder al llamado de Jesús, Bartimeo debe dejar atrás su manto, que es algo que, para un mendigo, “es todo”: seguridad, protección, su casa, dijo el Papa León.
Muchas veces, son precisamente nuestras aparentes seguridades las que nos impiden caminar, las que nos hemos revestido para defendernos y que, en cambio, nos impiden seguir adelante —dijo el Papa León—. Para ir a Jesús y dejarse sanar, Bartimeo debe mostrarse ante Él en toda su vulnerabilidad. Este es el paso fundamental en cualquier camino de sanación.
Al sanar a Bartimeo, Jesús le permite ir adonde quiera, lo que subraya que, según el papa León, «Jesús nos sana para que seamos libres». Bartimeo usa su libertad para seguir a Jesús.
“Queridos hermanos y hermanas, llevemos con confianza ante Jesús nuestras dolencias, y también las de nuestros seres queridos; llevemos el dolor de quienes se sienten perdidos y sin salida”, dijo el Papa León. “Clamemos también por ellos, y estaremos seguros de que el Señor nos escuchará y se detendrá”.