El cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF), fue abordado brevemente por un periodista de Il Messaggero a la salida de la oficina de prensa de la Santa Sede, el pasado 3 de julio de 2025. Sus declaraciones, divulgadas por el National Catholic Reporter, no han hecho sino acrecentar la inquietud que ya reina entre muchos fieles preocupados por el rumbo doctrinal de la Iglesia.
Por: Horacio Giusto
Recordemos que el 18 de diciembre de 2023, el DDF publicó la tristemente célebre declaración Fiducia Supplicans, que abrió la puerta a la bendición —aunque fuera “no ritual”— de parejas en situaciones objetivamente contrarias a la ley divina (concubinato, uniones homosexuales, y divorciados en nueva unión). Tal decisión provocó un escándalo en la Iglesia, especialmente virulento en África, y con fuertes repercusiones también en otras latitudes. También hay que recordar cuando el cardenal Fridolin Ambongo, arzobispo de Kinshasa y presidente del Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM), viajó a Roma para hacer oír la protesta de numerosos episcopados africanos. Luego de sus reuniones con el cardenal Fernández y el papa Francisco, quien concedió lo que llamó una «excepción africana», como si se tratara de una mera peculiaridad cultural del continente y no de fidelidad a la enseñanza constante de la Iglesia.
Recientemente, el cardenal Ambongo, en entrevista con EWTN el pasado 1 de julio, desmontó esta superficial interpretación; se expresó sobre que la oposición no es sólo africana, sino compartida por numerosos obispos europeos. Además, el cardenal reafirmó que la homosexualidad es un problema doctrinal y teológico, y que la enseñanza moral de la Iglesia no ha cambiado. En otras palabras, no se trataba de un capricho local, sino ante un grave problema doctrinal.
Se entiende que estas palabras sonaron como una advertencia al nuevo pontificado; de allí es que muchos ven que es urgente corregir los errores sembrados por la ambigüedad de ciertos documentos, fuente de confusión y trifulcas en la Iglesia. De hecho, para muchos, la revocación explícita de Fiducia Supplicans debería figurar en el primer lugar de la agenda del nuevo papa León XIV.
Sin embargo, la línea oficial romana parece lejos de esa necesaria clarificación. Así lo sugirió el cardenal Jean-Claude Hollerich en una entrevista a La Stampa en mayo. Allí insinuó que el papa León XIV podría “reinterpretar” el documento, pero en ningún caso abolirlo. Hollerich justificó esta continuidad apelando al eslogan de “todos, todos, todos”, es decir, una inclusión radical que prescinde de la necesaria fidelidad al Evangelio.
Más aún, el cardenal Fernández, en su comentario al periodista de Il Messaggero, fue categórico al reafirmar que las bendiciones a parejas homosexuales “se mantendrán” bajo León XIV. No ofreció detalles ni matices, pero su declaración se alinea con la política de hechos consumados que ha caracterizado a la actual cúpula vaticana. Si bien no es un pronunciamiento oficial, sería ilusorio pensar que el prefecto de la DDF se permitiera semejante afirmación sin respaldo o indicación de autoridades superiores. La estrategia, para los más conservadores, parece clara; no se revoca Fiducia Supplicans, no se atiende a la corrección fraterna de episcopados enteros, y se perpetúa la ambigüedad que erosiona la integridad doctrinal.