En una conferencia de las Naciones Unidas celebrada esta semana en Nueva York, la Santa Sede reafirmó su apoyo de larga data a una solución de dos Estados para el conflicto israelí-palestino, calificándola de “el único camino viable y equitativo” hacia una paz justa y duradera.
El arzobispo Gabriele Caccia, Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU, subrayó que la paz debe tener sus raíces en “fronteras seguras y reconocidas internacionalmente”, según Vatican News.
También condenó los ataques terroristas de Hamás, afirmando que “a la luz de la profunda angustia y el terrible sufrimiento humano que ha azotado a la región”, la Santa Sede denuncia “inequívocamente” dicha violencia.
“El terrorismo nunca puede justificarse”, afirmó.
Al mismo tiempo, advirtió que la legítima defensa debe permanecer dentro de “los límites tradicionales de necesidad y proporcionalidad”.
El arzobispo Caccia también advirtió sobre la profundización de la crisis humanitaria en Gaza. Citó la destrucción generalizada de viviendas, hospitales y lugares de culto. Estas atrocidades, dijo, “hieren a una comunidad ya de por sí angustiada”.
Calificó la situación de “profundamente preocupante”, enfatizando que los cristianos en la región han cumplido durante mucho tiempo “un papel vital como presencia moderadora y estabilizadora, promoviendo el diálogo y la paz”.
La Santa Sede pidió un alto el fuego inmediato, la liberación de los rehenes israelíes, el regreso de los muertos, la protección de los civiles palestinos conforme al derecho internacional humanitario y el suministro sin obstáculos de ayuda humanitaria.
La Santa Sede ha apoyado sistemáticamente la solución de dos Estados. En 1993, reconoció formalmente el Estado de Israel y, en 2015, el Estado de Palestina, según informó Vatican News.
El Vaticano continúa abogando por protecciones garantizadas internacionalmente para Jerusalén, con el objetivo de preservar su carácter sagrado y salvaguardar la protección igualitaria para todas las comunidades religiosas, dijo el arzobispo.
El arzobispo Caccia concluyó su discurso citando el Ángelus del 20 de julio del Papa León XIV, en el que denunció el uso indiscriminado de la fuerza y el desplazamiento forzado de poblaciones. El Papa León calificó la guerra de barbarie y rezó por cada víctima del ataque israelí del 17 de julio contra la parroquia católica de la Sagrada Familia.
El Santo Padre reafirmó su posición durante una llamada telefónica el 21 de julio con el presidente palestino Mahmoud Abbas, oponiéndose al desplazamiento forzado e instando al pleno cumplimiento del derecho internacional humanitario.