En el Museo de la Biblia, Donald Trump unió la defensa de la libertad religiosa con el lanzamiento de una cruzada nacional de oración. Con el respaldo de organizaciones como CatholicVote, el expresidente busca devolver a Dios al centro de la vida pública, sanar las heridas de una nación dividida y preparar a Estados Unidos para celebrar sus 250 años como una verdadera “nación bajo Dios”.
🚨 Huge win for religious liberty 👏
— CatholicVote (@CatholicVote) September 8, 2025
President Trump: "I am pleased to announce this morning that the Department of Education will soon issue new guidance protecting the right to prayer in our public schools." pic.twitter.com/gfYwYuIby4
El presidente Donald Trump protagonizó el 8 de septiembre un momento decisivo para el futuro espiritual de Estados Unidos durante la segunda audiencia de la Religious Liberty Commission, celebrada en el Museo de la Biblia en Washington, D.C. Allí no solo reafirmó que la nación necesita recuperar sus raíces religiosas para mantenerse fuerte, sino que también presentó oficialmente la campaña America Prays, un esfuerzo nacional de oración semanal con miras al 250° aniversario de la Declaración de Independencia.
En su intervención, Trump insistió en que la religión no es un accesorio cultural sino el alma misma del proyecto americano:
“Cuando la fe se debilita, nuestro país se debilita. Cuando la fe se fortalece, como lo está ahora, suceden cosas buenas para nuestra nación”.
Para Trump, una gran nación requiere necesariamente la presencia de Dios en su vida pública:
“Para tener una gran nación, tienes que tener religión. Creo eso firmemente. Hay algo después de todo esto, y ese algo es Dios”.
El expresidente recalcó que su administración ha trabajado en defensa de los derechos religiosos, desde la derogación de políticas que promovían la ideología de género en las escuelas hasta la creación de una fuerza de tarea contra el sesgo anticristiano. Prometió continuar protegiendo con vigor los principios judeocristianos que inspiraron la fundación de Estados Unidos: “Tenemos que traer de vuelta la religión en América, más fuerte que nunca”.
Durante la audiencia, Trump mencionó a jóvenes como Hannah Allen, castigada por organizar una oración escolar en Texas, y Shay Encinas, un niño de 12 años en California obligado a leer un libro de ideología de género en contra de sus creencias. Ambos ejemplos reflejan, según el presidente, cómo la libertad de fe está siendo atacada en las aulas públicas.
Trump también recordó la reciente masacre en la Iglesia Católica de la Anunciación en Minneapolis, donde dos niños fueron asesinados y decenas resultaron heridos. Calificó al atacante de “demoníaco” y aseguró que su gobierno no tolerará ni terrorismo, ni crímenes de odio, ni violencia política. La fiscal general Pam Bondi lidera una investigación sobre el patrón de ataques contra comunidades religiosas.
En paralelo, Trump arremetió contra el senador demócrata Tim Kaine, quien declaró que los derechos provienen del gobierno y no de Dios, afirmando que debería “avergonzarse”.
El momento culminante de la audiencia llegó con la presentación de la campaña America Prays, que convoca a los estadounidenses a reunirse semanalmente en grupos de al menos diez personas para orar por la nación, sus líderes, las familias y la paz mundial.
“Estamos a las puertas de conmemorar 250 años de nuestra independencia”, subrayó Trump. “Invitamos a las comunidades de fe a dedicar tiempo para pedir por nuestra nación, nuestra gente y por la paz en el mundo”.
La iniciativa fue inmediatamente respaldada por organizaciones cristianas de peso, entre ellas CatholicVote, cuyo presidente, Kelsey Reinhardt, afirmó:
“Nada es más importante que recuperar el alma de América. La oración es el arma esencial en esta batalla. Agradecemos al presidente Trump por liderar el camino e inspirar a los ciudadanos a volver sus corazones hacia Dios”.
Reinhardt anunció que CatholicVote lanzará un esfuerzo diario de oración nacional enmarcado en la Jubilee of America, con énfasis en la revitalización eucarística, el retorno a la misa dominical, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y la creación de una red de intercesión.
El gobierno explicó que America Prays no es un simple programa, sino un renacer espiritual inspirado en las raíces históricas de la nación. Se citó el discurso de despedida de George Washington: “De todas las disposiciones y hábitos que conducen a la prosperidad política, la religión y la moral son apoyos indispensables”.
Además de CatholicVote, la campaña cuenta con el respaldo de Samaritan’s Purse, Pray.com, Catholics for Catholics, Hallow, la Convención Bautista del Sur, la Faith and Freedom Coalition y la National Religious Broadcasters. El secretario de Vivienda, Scott Turner, acompañó a Trump y preguntó al público:
“¿Qué pasaría si un millón de personas oraran cada semana por nuestra nación hasta el próximo 4 de julio? Imaginen los milagros: familias reconciliadas, hijos regresando a sus padres, salud restaurada, montañas moviéndose”.
Con la creación de la Religious Liberty Commission y el lanzamiento de America Prays, Trump busca unir a los estadounidenses en torno a la oración y la fe en Dios, rescatando la identidad de un país que desde sus inicios se proclamó como “una nación bajo Dios”.
En un contexto de tensiones culturales, ataques contra comunidades religiosas y debates sobre la libertad de conciencia, el expresidente apuesta por una estrategia espiritual como cimiento del futuro político y social del país.
Mientras la nación se prepara para conmemorar un cuarto de milenio de existencia, el mensaje de Trump es claro: el renacer de Estados Unidos pasa por un retorno decidido a la oración, a los principios cristianos y a la confianza en la providencia divina.
President Trump is inviting Americans to PRAY 👏
— CatholicVote (@CatholicVote) September 8, 2025
"Next year, we will celebrate 250 years since that Declaration was signed. As part of the grand commemoration… we've invited America's great faith communities to pray for our nation, for our people, and for peace in the world." pic.twitter.com/tLVafyoFiT