Donald Trump (@realDonaldTrump) video screengrab / Truth Social
El presidente Donald Trump anunció que las Fuerzas Armadas de Estados Unidos llevaron a cabo un segundo ataque cinético contra una embarcación proveniente de Venezuela que transportaba drogas hacia territorio estadounidense. El operativo, realizado en aguas internacionales bajo la jurisdicción del Comando Sur (SOUTHCOM), dejó tres tripulantes muertos y destruyó por completo el barco.
En su mensaje en Truth Social, Trump calificó a los tripulantes como “narcoterroristas confirmados” y advirtió a los cárteles de la región:
“¡Tengan cuidado! Si transportan drogas que puedan matar estadounidenses, los estamos cazando”.
El mandatario aseguró que ningún militar estadounidense resultó herido y acompañó el anuncio con un video que muestra el momento exacto en que la embarcación estalla en llamas.
Este ataque se suma a la operación del 2 de septiembre, cuando fuerzas estadounidenses abatieron a 11 tripulantes de otra narcolancha vinculada al violento Tren de Aragua, la megabanda venezolana con operaciones en Sudamérica y conexiones crecientes en la frontera sur de EE.UU. Según Trump, Venezuela continúa siendo “una de las principales rutas de tránsito de drogas hacia el mercado estadounidense”.
Durante una conferencia reciente en la Casa Blanca, el presidente fue interrogado sobre la posibilidad de llevar los ataques dentro del territorio venezolano. Su respuesta fue breve y enigmática:
“Ya lo descubrirán”.
Esta declaración ha encendido las alarmas en Caracas y en la comunidad internacional, ya que sugiere que la estrategia podría escalar a operaciones más profundas contra los cárteles y las estructuras que los protegen dentro de Venezuela.
El discurso de Trump ha sido consistente: el narcotráfico venezolano no es solo un problema de drogas, sino una amenaza directa a la seguridad nacional, la política exterior y los intereses vitales de EE.UU..
“Estos cárteles del narcotráfico extremadamente violentos suponen una amenaza para la Seguridad Nacional. Han causado la muerte de millones de ciudadanos estadounidenses”, afirmó el presidente.
La administración Trump ha sostenido que los opioides y cocaína provenientes de Sudamérica están detrás de gran parte de la crisis de sobredosis que vive el país, lo que justifica el uso de fuerza letal en operaciones marítimas.
En paralelo a estos ataques, el Pentágono ha intensificado su presencia en la región. Destructores, submarinos nucleares y aviones de combate han sido desplegados en el Mar Caribe en los últimos meses, enviando una señal de fuerza a los grupos criminales y a sus aliados estatales.
Expertos señalan que estas acciones buscan no solo frenar el flujo de narcóticos, sino también restaurar la disuasión estratégica frente a regímenes como el de Nicolás Maduro, que han permitido el crecimiento de organizaciones criminales con alcance transnacional.
Con estas operaciones, Trump está enviando un mensaje claro: la tolerancia de EE.UU. frente a los cárteles ha terminado. Para los analistas, esta política marca un giro radical respecto a administraciones anteriores, que privilegiaban la cooperación antidrogas con gobiernos extranjeros. Hoy, Washington parece dispuesto a actuar unilateralmente si las amenazas persisten.
Este nuevo capítulo de la guerra contra el narcotráfico podría tener repercusiones en la política regional, tensando aún más la relación entre Washington y Caracas, pero también ofreciendo a países vecinos la oportunidad de coordinar esfuerzos para contener la expansión de redes criminales.