Disney confirma la suspensión indefinida de Jimmy Kimmel Live! tras comentarios ofensivos sobre el asesinato del activista conservador.
La cadena ABC y su empresa matriz, Disney, tomaron una decisión sin precedentes: Jimmy Kimmel Live! fue retirado del aire de manera indefinida, después de que su conductor se burlara de la reacción política al asesinato de Charlie Kirk, fundador de Turning Point USA.
La medida llega tras una semana de intensa indignación en redes, presión de legisladores y advertencias formales de la FCC (Comisión Federal de Comunicaciones) contra Disney. Brendan Carr, presidente de la FCC, calificó las declaraciones de Kimmel como “de las conductas más enfermas que he visto en televisión” y advirtió que, de no tomar medidas, podrían abrirse procedimientos contra la cadena.
Los comentarios de Kimmel —en los que acusó al movimiento MAGA de “desesperadamente intentar convertir al asesino de Charlie Kirk en uno de ellos”— fueron considerados insensibles y desinformativos. Lo más grave es que las autoridades ya habían confirmado que el sospechoso, Tyler Robinson, sí tenía una ideología de izquierda y un historial de radicalización, lo que invalidaba el relato que Kimmel intentaba imponer.
Nexstar Media Group, dueño de cientos de filiales de ABC, fue el primero en mover ficha: anunció que no transmitiría más el programa en sus estaciones “por el bien del interés público”, reemplazándolo con otros contenidos hasta nuevo aviso
La ola de críticas fue tan fuerte que Disney no pudo sostener la emisión. La compañía anunció oficialmente que el show quedaba “pre-empted indefinitely”, es decir, suspendido indefinidamente, mientras se revisa el caso.
Esta decisión busca evitar que el caso escale a un conflicto regulatorio, ya que las estaciones de televisión operan bajo licencia pública y están obligadas a actuar en “interés del público”, algo que la FCC dejó claro en su advertencia.
La suspensión ha encendido el debate sobre los límites de la sátira y la comedia política. Algunos críticos ven la medida como una victoria contra el desprecio hacia las víctimas de violencia política, mientras que otros alertan sobre el riesgo de que el Estado y los reguladores comiencen a definir qué es aceptable en televisión.
Lo que sí está claro es que la era de impunidad para los “late-night shows” podría haber terminado. El caso Kimmel podría convertirse en un precedente que marque hasta dónde puede llegar la comedia cuando se trata de tragedias nacionales.