Donald Trump mira a la entonces presidenta y directora ejecutiva de la Fundación de Políticas Públicas de Texas, Brooke Rollins, en la Casa Blanca en enero de 2018. | Carolyn Kaster/AP
En medio de un clima de tensiones comerciales y debates sobre el futuro económico de Estados Unidos, Donald Trump aseguró que parte de los ingresos provenientes de los aranceles será redirigida para apoyar a los agricultores. Durante un encuentro en el Salón Oval, acompañado del presidente turco Recep Tayyip Erdoğan, el republicano reconoció que sus políticas comerciales podrían impactar de manera inicial a los productores del campo, lo que justificaría la implementación de un plan de compensación.
“Vamos a tomar parte del dinero recaudado con los aranceles y se lo daremos a nuestros agricultores, que durante un tiempo se verán perjudicados hasta que los aranceles empiecen a beneficiarles. Así que nos aseguraremos de que nuestros agricultores estén en buena forma, porque estamos recaudando mucho dinero”, expresó Trump ante los periodistas.
La propuesta recibió el apoyo inmediato de la secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, y del presidente del Comité de Agricultura de la Cámara de Representantes, GT Thompson (R-PA). Ambos señalaron que el sector agrícola no debe cargar solo con las consecuencias de la política arancelaria, la cual busca reposicionar a Estados Unidos en el comercio internacional.
Se prevé que el plan forme parte del paquete de gasto federal para 2026, el cual debe ser aprobado antes del 21 de noviembre para evitar un nuevo cierre del Gobierno. Este detalle es clave, ya que la medida no solo involucra un alivio económico para los agricultores, sino que también se inserta en la negociación más amplia sobre financiamiento y prioridades del presupuesto.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, ha insistido en que los ingresos arancelarios se utilizarán principalmente para pagar la deuda nacional. En declaraciones a CNBC en agosto, Bessent estimó que las recaudaciones por aranceles podrían ascender a 300.000 millones de dólares este año, cifra que luego revisó al alza hasta 500.000 millones.
“Vamos a reducir el déficit con respecto al PIB. Empezaremos a pagar la deuda y, en ese momento, eso se podrá utilizar como compensación para el pueblo estadounidense”, afirmó. La visión de Bessent contrasta con la propuesta de Trump, que busca priorizar a un sector específico —el agrícola— como parte de su estrategia política y electoral.
El campo estadounidense ha sido históricamente uno de los bastiones republicanos. Sin embargo, las políticas comerciales de la administración Trump han generado inquietud en estados agrícolas como Iowa, Nebraska y Kansas, donde las exportaciones de granos, carne y productos lácteos dependen fuertemente de mercados internacionales como China y México.
Al prometer un “rescate económico” financiado con los aranceles, Trump busca blindar su relación con el sector y garantizar que las tensiones comerciales no se traduzcan en pérdida de apoyo electoral. La medida también refuerza su narrativa de que los aranceles no son un costo para el país, sino una herramienta estratégica para fortalecer la economía nacional y proteger a los productores frente a la competencia extranjera.