La Iglesia Católica en Alemania se está viendo obligada a cerrar o demoler cantidades masivas de iglesias en todo el país debido a dificultades financieras y a un número cada vez mayor de católicos apartados.
El medio de comunicación alemán Deutsche Welle (DW) informó que en Kiel, una ciudad con una población de más de 240.000 habitantes, cinco iglesias se vieron obligadas a cerrar en los últimos años. El local Rüdiger Kirkskothen dijo a DW que, a pesar de los grandes esfuerzos de los feligreses por salvar su iglesia, en 2022 ésta fue cerrada y desconsagrada contra su voluntad.
“Todas nuestras protestas fracasaron. Incluso escribimos al Vaticano. Eso tampoco ayudó”, dijo a DW, añadiendo que para muchas familias de la zona la iglesia era su “hogar”.
Kirkskothen dijo que después de que una iglesia se vio obligada a cerrar en la cercana ciudad de Schönberg, la comunidad “se desmoronó casi por completo”. Varias personas también abandonaron por completo la Iglesia.
DW informa que la diócesis de Essen planea cerrar más de dos tercios de sus 270 iglesias hasta 2030 y actualmente está elaborando planes para facilitar el proceso de cierre a los feligreses.
“La diócesis propone ofrecer a los fieles “objetos conmemorativos”, como postales, rompecabezas, tazas, conciertos corales o incluso una fiesta de pijamas para niños y jóvenes en la antigua iglesia”, informa DW.
La archidiócesis de Hamburgo, entre las que se encuentran Kiel y Schönberg, se encuentra entre las más afectadas por el cierre de iglesias, explicó a DW la secretaría de la Conferencia Episcopal Alemana. Desde 2005, más de 650 iglesias católicas han “dejado de utilizarse para el culto” debido a una “verdadera ola de secularización”, según la secretaría.
DW informó además que entre 2019 y 2023 cada año se cerraron o destruyeron una media de 28 iglesias alemanas.
La mayoría de las iglesias católicas están catalogadas como edificios históricos, lo que hace que su demolición sea mucho más difícil. Sin embargo, según el teólogo católico Matthias Sellmann, muchas iglesias que tienen menos de 150 años o que fueron construidas después de la Segunda Guerra Mundial son demolidas.
Si no se destruyen, las iglesias se desconsagran y se convierten en edificios normales, como rocódromos, pubs, galerías o salas funerarias.
Sellmann dijo que cerrar iglesias tiene efectos negativos en la vida de fe de los lugareños.
“La gente está perdiendo el lugar donde entran en contacto con Dios, donde encienden velas, pasan junto a la estatua de la Virgen María o simplemente se sientan en los bancos, donde saben que Dios también entra en contacto con las personas”, dijo.
“Es posible que haya leído mil veces en el periódico que el papel de la iglesia está disminuyendo o que el número de miembros de la iglesia está disminuyendo rápidamente”, continuó. “Pero cuando tu propia iglesia es demolida, se convierte en una realidad, te impacta”.