André Hoffmann es un hombre nacido en una herencia de poder y privilegio; se trata de un hombre suizo, multimillonario, heredero de la quinta gran compañía farmacéutica del mundo, Roche, y hoy co-presidente interino del Foro Económico Mundial (WEF).
Hace apenas unos años, Klaus Schwab se alejaba del liderazgo del WEF, y en agosto de 2025 emergieron dos nuevos co-presidentes interinos: Larry Fink y André Hoffmann. Juntos declararon:
“Creemos que el Foro puede servir como un catalizador único para la cooperación, que fomente la confianza, identifique objetivos compartidos y convierta el diálogo en acción.”
El sitio “Sociable.Co” bien expone: “Con un patrimonio neto estimado de 1.300 millones de dólares, Fink es el director ejecutivo de la mayor empresa de gestión de activos del mundo, BlackRock , que gestiona unos 11,6 billones de dólares en activos. Y con un patrimonio neto estimado de 8,13 mil millones de dólares, Hoffmann es el vicepresidente de F. Hoffmann-La Roche, la quinta compañía farmacéutica más grande por ingresos en el mundo, solo detrás de Pfizer . Juntos, Fink y Hoffmann emitieron una declaración en la que decían que “la necesidad de una plataforma que reúna a empresas, gobiernos y sociedad civil nunca ha sido mayor ” y que “creen que el Foro puede servir como un catalizador único para la cooperación, que fomente la confianza, identifique objetivos compartidos y convierta el diálogo en acción ”. La página de liderazgo del WEF dice que en su trabajo en la junta directiva, “los miembros no representan ningún interés personal o profesional ”. Sin embargo, no hace falta ser un genio para darse cuenta de que las relaciones comerciales de los nuevos copresidentes interinos se alinean con múltiples agendas del WEF, desde cero emisiones netas y ESG hasta el capitalismo de las partes interesadas y la Agenda 2030 de la ONU. Mientras que Fink aparece constantemente en los titulares de los medios tradicionales y alternativos, el propio Hoffmann ha pasado relativamente desapercibido, siendo conocido sobre todo por quienes se dedican a la financiación de la naturaleza y a los círculos empresariales en Europa.
Hoffmann, más discreto que Fink, desde las sombras busca cambiar del capitalismo del accionista al capitalismo del interesado (stakeholder economy), un llamado parecido al de Schwab, en sintonía con la “Gran Reconstrucción” (Great Reset) y la Agenda 2030 de la ONU. Lo vemos como un alma que comprende la urgencia de no moldear la economía solo para ganancias inmediatas, sino para “soluciones duraderas para las personas y el planeta”.
Sus responsabilidades son muchas, y convergen hacia un mismo propósito que es transformar estructuras, crear sistemas sostenibles, y redimir viejas heridas.
Algunas de sus funciones más significativas incluyen:
Aparece aquí Systemiq que es una empresa diseñada para un “sistema económico que proporcione prosperidad para todos, estabilice el clima y regenere la naturaleza para las generaciones venideras”; abiertamente es una articulación de metacapitales y organismos supranaciones que coexisten vulnerando la soberanía de cada nación. Estos sistemas incluyen la naturaleza, los alimentos, la energía, los materiales y la economía circular, esta última la que inspira la famosa frase “No poseerás nada. Y serás feliz”, gracias al modelo de negocio de producto como servicio bajo licencia.
Por otro y también volcado a la Agenda 2030, se ve al Instituto Hoffmann en INSEAD, que tiene por meta “integrar la sostenibilidad en la escuela e inspirar a los líderes empresariales a crear prosperidad y valor para todos”.
La empresa Innovate 4 Nature actúa como aceleradora de soluciones “positivas para la naturaleza”, apoyando proyectos como créditos de biodiversidad, justicia ambiental, sistemas alimentarios y economía circular.
InTent busca reunir a individuos, organizaciones y empresas bajo una visión conjunta: “No se trata de cambiar cómo gastamos el dinero, sino todo el sistema mediante el cual se crea valor”.
GIST, por su parte, es una plataforma dedicada al análisis de datos para medir criterios ESG (ambientales, sociales, de gobernanza).
Además, el Club de Roma promueve cambios sistémicos, decrecimiento, descarbonización y redistribución de la riqueza, todo en sintonía con la trayectoria pública de Hoffmann; pero hablar del Club de Roma requeriría directamente escribir todo un ensayo académico al respecto. Y como si esto fuera poco, está vinculado como asesor sénior en Chatham House, la institución madre del modelo del Council on Foreign Relations de EE. UU.
Tampoco podemos obviar el peso histórico de su linaje. La fortuna de Hoffmann proviene del fundador Fritz Hoffmann-La Roche, quien estableció la empresa en Basilea en 1896. La historia de Roche no está exenta de escándalos ya fueron condenados en 1999 por integrar un cártel global, con una multa record de 500 millones de dólares, acusados de fijar precios y cuotas de mercado en vitaminas vendidas en EE. UU.; The Sociable remarca:
El gigante farmacéutico suizo F. Hoffmann-La Roche Ltd. acordó hoy declararse culpable y pagar una multa penal récord de 500 millones de dólares por liderar una conspiración mundial para aumentar y fijar precios, y asignar cuotas de mercado, para ciertas vitaminas vendidas en Estados Unidos.
Departamento de Justicia de los Estados Unidos, mayo de 1999.
Más oscura aún es su conducta durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se documentó que obligaron a 61 prisioneros de guerra y 150 trabajadores forzados a laborar en sus fábricas en Alemania.
André Hoffmann se unió al directorio de Roche en 1996 y aunque la empresa tuvo relaciones exitosas con tecnologías clave como la PCR (inversiones desde 1991, luego utilizadas en test de COVID-19), también enfrentó demandas por posibles fraudes en patentes o infracciones de derechos, especialmente en ensayos inmunoquímicos. Su padre, Luc Hoffmann dedicó su fortuna al ecologismo cuando fundó la Tour du Valat en 1954 para preservar humedales, cofundó WWF (organización criminal que encubre desde delitos contra los DDHH hasta abusos sexuales entre sus miembros) en 1961 y fundó la MAVA Foundation en 1994.
André, fiel al paso de su padre, presidió ambas instituciones, Tour du Valat y MAVA. Es esa dualidad la que revela un hombre atrapado entre el linaje farmacéutico de su herencia y el ecologismo como Green Washing de su marca. En definitiva, Hoffmann y Fink ocupan hoy el liderazgo interino del WEF, unidos por una política internacional que incluye ESG, reconstrucción global y Agenda 2030.