Según un estudio publicado en línea por Cambrige University Press, las mujeres que empezaron a tomar anticonceptivos orales a la edad de veinte años o antes, tuvieron una tasa de síntomas depresivos 130 % mayor a la de quienes nunca los habían tomado. El estudio concluye que el uso de anticonceptivos orales se asocia causalmente con un mayor riesgo de depresión tanto en adolescentes como en adultas, especialmente poco después de empezar a tomarlos. Ay, el feminismo…
El Washington Examiner informó que “un estudio publicado el lunes por Cambridge University Press halló una importante relación entre la depresión y el uso de anticonceptivos orales”.
Según la nota, “los datos analizaron una subcohorte de mujeres que completaron un Cociente de Salud Mental (MHQ) en línea para determinar la relación entre las mujeres que presentan síntomas de depresión y el uso de anticonceptivos orales. Se descubrió que el 130 % de las mujeres que empezaron a utilizar anticonceptivos en la adolescencia presentaban una mayor tasa de síntomas depresivos en comparación con las mujeres que nunca habían utilizado anticonceptivos”.
“El estudio concluyó que los anticonceptivos orales son una causa de depresión. Precedía su conclusión con la afirmación de que la mayoría de las mujeres no tienen ningún problema con los efectos secundarios relacionados con el estado de ánimo, “lo que los convierte en una gran opción para muchas”. Pero si la tasa de depresión es drásticamente mayor en las mujeres que usan anticonceptivos que en las que no los usan, ¿no podemos concluir con seguridad que los anticonceptivos no son una opción tan buena?”, añade la publicación.
“Ahora tenemos pruebas de que los anticonceptivos son una causa de depresión. Si inhibir las funciones biológicas naturales de la mujer tiene consecuencias, podríamos cuestionar su popularidad en nuestro mundo progresista. El progresismo pretende controlar la naturaleza. Anuncia el sexo como una función “natural” y lo fomenta por ese motivo. Sin embargo, esto sólo es así en la medida en que el sexo se realiza por placer y no por su finalidad biológica real (o natural)”, continúa el Washington Examiner.
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Foto: danilo-alvesd/unsplash