Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida del Vaticano, afirmó que una legalización limitada de la eutanasia “puede constituir el mayor bien común concretamente posible en las condiciones en que nos encontramos”. Aunque admite que las enseñanzas de la Iglesia se oponen a la eutanasia, Paglia señala que la doctrina moral católica puede, y a veces debe, cambiar. San José, Protector de la Iglesia, ruega por nosotros.
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El presidente de la Pontificia Academia para la Vida del Vaticano anunció su apoyo a la legalización de la eutanasia durante una conferencia celebrada la semana pasada en Perugia (Italia). El arzobispo Vincenzo Paglia dio continuidad a sus declaraciones con un artículo de opinión en el diario italiano “Il Reformista”.
Paglia concluía que “una mediación jurídica” que legalizara una forma limitada de eutanasia en Italia “puede constituir el mayor bien común concretamente posible en las condiciones en que nos encontramos”.
En su artículo, Paglia admite que las enseñanzas actuales de la Iglesia católica se oponen claramente a la eutanasia, pero argumenta que la doctrina moral católica puede, y a veces debe, cambiar.
“En primer lugar”, escribe Paglia, “me gustaría señalar que la Iglesia católica no tiene un paquete de verdades prêt-à-porter, preenvasadas, como si fuera una distribuidora de píldoras de la verdad”. Y prosiguió: “El pensamiento teológico evoluciona en la historia, en diálogo con el Magisterio y con la experiencia del pueblo de Dios (sensus fidei fidelium), en una dinámica de enriquecimiento mutuo”.
El Presidente de la Pontificia Academia de la Vida argumentó que “la aportación de los cristianos se realiza en el seno de las diversas culturas, ni por encima -como si poseyeran una verdad dada a priori- ni por debajo -como si los creyentes fueran portadores de una opinión respetable, pero ajena a la historia-“.
A continuación, presentó como ejemplo de la “evolución” de la doctrina moral en la Iglesia “lo sucedido con la cuestión de la pena de muerte: debido al cambio de las condiciones culturales y sociales, para la maduración de la reflexión sobre los derechos, el Papa ha modificado el catecismo”.
Actualmente, respecto a la eutanasia, “como creyentes nos hacemos las mismas preguntas que preocupan a todos, sabiendo que nos encontramos en una sociedad democrática pluralista”, escribió Paglia.
Tras manifestar su oposición a una legalización indefinida de la eutanasia como la aprobada en otros países europeos, Paglia explicó que “en el momento en que se acerca la muerte creo que la principal respuesta es la del acompañamiento.”
“Ciertamente -continúa- se trata de aliviar el dolor y promover la cultura de la medicina paliativa, que renuncia a curar y sigue cuidando al enfermo, con todas sus necesidades, y a su familia. Sabemos que en muchos casos desaparece la demanda de eutanasia; pero no siempre”.
“En este contexto”, afirmó Paglia, “no se puede excluir que en nuestra sociedad sea factible una mediación legal que permita el suicidio asistido en las condiciones especificadas por el Tribunal Constitucional (italiano).”
En 2019, el máximo tribunal italiano concluyó que la eutanasia era constitucional en las limitadas circunstancias en las que la paciente es “mantenida con vida por tratamientos de soporte vital y afectada de una patología irreversible, fuente de sufrimiento físico o psicológico que considera intolerable, pero plenamente capaz de tomar decisiones libres e informadas.”
Un proyecto de ley recientemente aprobado por la Cámara de Diputados, pero aún pendiente en el Senado, establece básicamente las mismas condiciones.
“Personalmente -concluye Paglia- no practicaría el suicidio asistido, pero entiendo que la mediación legal puede constituir el mayor bien común concretamente posible en las condiciones en que nos encontramos.”
En 2020, monseñor Paglia expresó su “pleno apoyo” a la postura del Papa Francisco contraria a la eutanasia; no sin antes desatar una polémica en 2019, cuando dijo que “personalmente le daría la mano” a una persona que haya decidido suicidarse.
Paglia también desató otra polémica en 2022 cuando defendió que la Pontificia Academia para la Vida publicara un libro que contenía un abierto desafío a la enseñanza de la Iglesia católica sobre el control de la natalidad.
Asimismo, en octubre de 2022, Paglia defendió la decisión de nombrar a un conocido ateo proabortista como miembro de la Pontificia Academia para la Vida.
La Academia para la Vida fue creada por el Papa San Juan Pablo II en 1994 con el objetivo específico de “la defensa de la vida, sobre todo en la relación directa que tienen con la moral cristiana y las directrices del Magisterio de la Iglesia”.
El primer presidente de la Academia fue el mundialmente famoso genetista francés Jérôme Lejeune, cuya causa de beatificación está actualmente en curso. Vincenzo Paglia es presidente de la Pontificia Academia de la Vida desde el 15 de agosto de 2016”.
Puede leer el artículo en inglés aquí.