La Asamblea de Ordinarios Católicos de Tierra Santa (ACOHL) emitió una declaración condenando la controvertida apertura de los Juegos Olímpicos en París y solicitando una disculpa sincera.
“Con mucho amor mezclado con asombro y desaprobación”, escribió la ACOHL en una declaración del 27 de julio, “vimos lo que sucedió durante la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos en Francia, la burla del misterio de los misterios en el cristianismo, y lo que es sagrado para miles de millones de personas en todo el mundo.
Como informó anteriormente CatholicVote, la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos incluyó una actuación de drag queens que parecía burlarse de la Última Cena.
“La libertad, la diversidad y la creatividad no son compatibles con insultar las creencias de los demás”, afirmó la ACOHL, añadiendo que lo ocurrido en la ceremonia inaugural “indica una completa ignorancia de los conceptos de libertad y dignidad humana”.
“Se trata de un asunto muy preocupante para el futuro de la humanidad”, continúa la declaración, “porque explotar una plataforma global de esta manera significa un descenso de la convergencia global entre los seres humanos y las civilizaciones al nivel más bajo de las relaciones humanas y, en consecuencia, la ausencia de aceptación de la diversidad en la vida”.
La ACOHL pidió además una “disculpa franca” del comité olímpico “a todos aquellos cuyos sentimientos fueron heridos y cuyas santidades fueron burladas en todo el mundo”.
Desde entonces, el Comité Olímpico emitió una declaración de disculpa, afirmando que “nunca hubo intención de mostrar falta de respeto hacia ningún grupo o creencia religiosa”.
Los obispos católicos de todo Estados Unidos también han recurrido a las redes sociales para condenar la actuación, incluidos el obispo Andrew Cozzens y el obispo Robert Barron.
En su video más reciente sobre el tema, el obispo Barron respondió a la declaración del Comité Olímpico, que según él no era una disculpa, sino más bien “una obra maestra de duplicidad consciente”.