Tal como lo leen. Una vieja costumbre china exige que un hombre entregue dinero a la familia de su novia como condición para comprometerse. Pero en los lugares en los que sigue viva esta costumbre, las mujeres parecen estar compitiendo entre ellas y elevando el “precio” de sus compromisos, contribuyendo con esto al declive del matrimonio y a la disminución poblacional. Ante ello, algunos funcionarios han impuesto topes o han intervenido en las negociaciones entre familias.
DNYUZ informó que “las 30 mujeres se sentaron en sillas de madera, unas frente a otras en formación rectangular. Al frente de la sala estaba el logotipo de la hoz y el martillo del gobernante Partido Comunista, con un cartel que declaraba el propósito de la reunión: “Simposio de jóvenes solteras de la edad adecuada””.
“Los funcionarios de Daijiapu, una ciudad del sureste de China”, continúa la nota, “habían reunido a las mujeres para que firmaran un compromiso público de rechazar los elevados “precios de la novia”, en referencia a una costumbre nupcial en la que el hombre da dinero a la familia de su futura esposa como condición para el compromiso. El gobierno local, que describió el acto a principios de año en un anuncio en su sitio web, dijo que esperaba que la gente abandonara esas costumbres retrógradas y pusiera de su parte para “iniciar una nueva tendencia civilizada””.
“En un momento en que China se enfrenta a una disminución de la población, las autoridades están tomando medidas enérgicas contra una antigua tradición de regalos esponsales para tratar de promover los matrimonios, que han ido en declive. Conocidos en mandarín como caili, los pagos se han disparado en todo el país en los últimos años – una media de 20 000 dólares en algunas provincias – haciendo que el matrimonio sea cada vez más inasequible. Los pagos suelen correr a cargo de los padres del novio”, señala la publicación.
Según DNYUZ, “para frenar esta práctica, los gobiernos locales han puesto en marcha campañas de propaganda, como el evento Daijiapu, en el que se instruye a las mujeres solteras para que no compitan entre sí exigiendo los precios más altos. Algunos funcionarios municipales han impuesto topes a los caili o incluso han intervenido directamente en las negociaciones privadas entre familias”.
“La tradición se ha topado con una creciente resistencia pública a medida que las actitudes han ido cambiando”, señala la publicación. “Entre los chinos más educados, sobre todo en las ciudades, es probable que muchos la consideren una reliquia patriarcal que trata a la mujer como una propiedad que se vende a otra familia. En las zonas rurales, donde la costumbre tiende a ser más común, también ha caído en desgracia entre los agricultores pobres que deben ahorrar varios años de ingresos o endeudarse para casarse”, continúa.
“Aun así”, resalta el artículo, “la campaña del gobierno ha suscitado críticas por reforzar los estereotipos sexistas de la mujer. Los medios de comunicación chinos, al describir el problema del aumento de los pagos por matrimonio, han descrito a menudo a las mujeres que buscan grandes sumas como avariciosas”.
Puede leer el artículo completo en inglés aquí.