Un obispo católico chino ha sido sancionado por el gobierno por celebrar misa en público sin autorización federal. Sus sanciones incluyen una multa por el equivalente a 27.500 dólares estadounidenses y la demolición de su residencia y de la capilla donde celebraba la misa.
Según AsiaNews, el obispo de Wenzhou, Mons. Peter Shao Zhumin, no está oficialmente reconocido por el Partido Comunista Chino. Los católicos en China tienen actualmente una relación complicada con el Vaticano y el gobierno federal en virtud del Acuerdo Provisional Vaticano-China.
Como informó anteriormente CatholicVote, el acuerdo estipula que los obispos de China deben ser aprobados tanto por el Vaticano como por las autoridades chinas. El acuerdo se firmó por primera vez en 2018, y anteriormente el gobierno había nombrado obispos sin el respaldo del Vaticano.
Según AsiaNews, Monseñor Shao fue nombrado obispo coadjutor de Wenzhou por mandato papal en 2011 por el Papa Benedicto XVI. El medio de comunicación señala que “nunca fue reconocido por las autoridades, que consideran la sede “vacante” y apoyan al padre Ma Xianshi, sacerdote “patriota”, como líder de la comunidad católica local”.
El obispo Shao ha seguido celebrando misas para los católicos, aunque a menudo ha sido arrestado por ello. La multa y la amenaza de destrucción de su capilla y su casa se produjeron después de una misa que celebró el 27 de diciembre ante 200 fieles. El gobierno afirma que sus acciones violaron un artículo del Reglamento de Asuntos Religiosos, así como un artículo de la Ley de Planificación Urbana.
“Después de haberlo arrestado varias veces, ahora las autoridades provinciales de Zhejiang están utilizando herramientas administrativas contra el obispo clandestino”, informó AsiaNews.
Monseñor Shao también ha desafiado a las autoridades chinas en otras ocasiones, incluso en una carta de Navidad de 2024 a los fieles cristianos en la que los exhortaba a participar en el Jubileo de la Esperanza de 2025.
“Espero que este Jubileo fortalezca nuestra fe, estimule nuestra esperanza y nos haga crecer en la caridad. Porque la esperanza nace del amor y no defrauda ( Rm 5,5)”, escribió, según AsiaNews. El medio añadió que la carta constituye “palabras inaceptables para las autoridades chinas, si se pronuncian sin someterse previamente al rígido control del Partido”.