En sus desesperados intentos por revertir los duros golpes a sus ventas y a su imagen, el coloso cervecero Anheuser-Busch parece haberles comunicado a sus distribuidores que ha cortado lazos con la agencia publicitaria encargada de la campaña con el influencer transgénero Dylan Mulvaney. Con este chivo expiatorio, la ridiculizada compañía parece querer no solo deslindar responsabilidades, sino reducir el asunto a una decisión de marketing. Un momento… ¿y los criterios ESG?
El Washington Examiner informó que “Anheuser-Busch ha cortado lazos con la agencia de publicidad de terceros en el centro de la asociación con el influencer transexual Dylan Mulvaney”.
Según la nota, “se ha enviado una carta a los distribuidores de Anheuser-Busch confirmando que la agencia ya no es empleada de la empresa, según fuentes citadas por el New York Post. Esto se produce después de que Daniel Blake, un ejecutivo de marketing de Anheuser-Busch que cubría las principales marcas, pidiera una excedencia en su puesto, y de que la vicepresidenta de marketing de Bud Light, Alissa Heinerscheid, fuera puesta en excedencia a finales de abril”.
“La empresa”, recuerda la publicación, “envió una lata personalizada a Mulvaney, que posteriormente hizo dos publicaciones con la lata. Las ventas de Bud Light en la semana que terminó el 15 de abril después de los posts bajaron un 21 % en volumen, y después, en los días entre el 17 y el 22 de abril, las ventas de Bud Light bajaron un 26.1 % respecto a las de hace un año, según Bump Williams Consulting, una empresa de Connecticut especializada en el sector de las bebidas alcohólicas”.
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Foto: esperanza-doronila / unsplash