¿Puede un cardenal católico respaldar públicamente una ideología contraria a la doctrina de la Iglesia? En este contundente texto, se analiza la participación del cardenal Vincent Nichols en el desfile del orgullo LGBT en Londres, denunciando cómo ciertos sectores eclesiásticos están cediendo ante una visión ideológica que distorsiona el mensaje cristiano sobre el amor, la sexualidad y la dignidad humana.
El ministerio de “católicos LGBT” en el Reino Unido está respaldado por el cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster. Dicha apertura a la inclusión es lo que finalmente validó la participación del ministerio católico LGBT en el desfile anual del “orgullo gay” de Londres días pasados.
El sitio oficial de este ministerio proclamaba: “Los católicos LGBT+ de Westminster se reúnen regularmente como comunidad el segundo y cuarto domingo de la semana en la misa de las 17:30 h en la hermosa iglesia de la Inmaculada Concepción (también conocida como la iglesia de Farm Street), la parroquia del centro de Londres. Por lo tanto, nos reuniremos los domingos 8 y 22 de junio y 13 y 27 de julio para la misa de las 17:30 h en la iglesia de Farm Street, con un refrigerio en el salón parroquial Arrupe después de la misa. ¡Todos son bienvenidos! Esperamos dar la bienvenida a todos los recién llegados que nos hayan contactado recientemente. Les pedimos que saluden y se presenten a un miembro del Consejo Pastoral Católico LGBT+ antes o después de la misa en la parte trasera de la iglesia para que podamos tratar de hacerles sentir lo más bienvenidos posible. Orgullo en Londres: 5 de julio de 2025. Si quieres unirte a nosotros y marchar juntos en el desfile, envíanos un correo electrónico para inscribirte. Es necesario registrarse. Contáctanos por correo electrónico para inscribirte.”
El grupo promueve la ideología LGBT, organiza regularmente “Misas LGBT” y ha participado en desfiles del “orgullo” de Londres anteriores. Según el sitio official “prideinlondon.org”, “Nos enorgullece organizar el evento del Orgullo más grande y diverso del Reino Unido, que ofrece una plataforma vital para todos los miembros de las comunidades LGBTQ+ de Londres, incluyendo a quienes se identifican como lesbianas, gays, bisexuales, trans, queer, personas en proceso de cuestionamiento, intersexuales, no binarios, asexuales, polisexuales, género queer y variantes de género. Nuestro objetivo es concienciar sobre las cuestiones LGBTQ+ y defender las libertades que permitirán a todas las personas vivir sus vidas en igualdad de condiciones.”
Al anunciar su participación en este desfile del “orgullo”, los católicos LGBT citaron notablemente el reciente artículo de Outreach de James Martin que alentaba a los católicos a celebrar el “mes del orgullo”. Según este sacerdote aún no excomulgado a pesar de sus públicas herejías… “Este año, las celebraciones del orgullo en todo el mundo podrían ser más relevantes que nunca. Por diversas razones, principalmente políticas, algunas corporaciones han retirado su patrocinio, durante años, de eventos del orgullo (tanto en el trabajo como en la esfera pública); los eventos del orgullo se están reduciendo por temor a represalias; el término “LGBTQ” se ha etiquetado como “DEI” y, por lo tanto, es un anatema en algunos sectores, y ha habido un aumento en el lenguaje (y las acciones ) negativos dirigidos a las personas transgénero. Este creciente clima de miedo puede hacer que las personas LGBTQ se sientan reacias, desanimadas o incluso asustadas de participar en eventos del orgullo. Si a esto le sumamos que algunos líderes de la iglesia dicen que los eventos del orgullo son incompatibles con los valores católicos, no es de extrañar que muchos católicos LGBTQ simplemente quieran retirarse. Quizás la mejor manera de pensar en el Mes del Orgullo sea imaginar qué le dirías a un joven que finalmente se atreviera a decirte que es LGBTQ. Sabes que Dios lo creó. Sabes que Dios lo ama. Y sabes que Dios quiere que sea quien es. Así que probablemente dirías: “Estoy muy orgulloso de ti por poder decir eso”. Ese es el tipo de orgullo que celebramos este mes, y que los católicos de todo el mundo pueden celebrar. ¡Feliz Orgullo!”.
Este ministerio de “católicos LGBT Westminster” fue designado por el Cardenal Nichols para brindar servicios pastorales a quienes se identifican como católicos LGBT. El grupo se hizo conocido por sus “Misas del Soho” antes de ser trasladado a la Iglesia Jesuita de la Inmaculada Concepción, también conocida como la “Farm Street Church”, donde se celebran misas de bienvenida a católicos LGBT+, padres y familias dos veces al mes. De hecho, todo ello se justifica sosteniendo: “Ser católico LGBT+ puede ser un desafío. Por eso nos reunimos para celebrar nuestra fe y crecer juntos. Somos una comunidad diversa de diversas nacionalidades, sexualidades y orígenes, y formamos parte de la pastoral de la Arquidiócesis Católica Romana de Westminster para los católicos LGBT+, sus familias y amigos. Después de la misa del segundo y cuarto domingo, ofrecemos refrigerios y actividades de convivencia. Organizamos un programa activo de actividades pastorales y sociales que incluye grupos de oración, jornadas de espiritualidad, jornadas de retiro, participación en el proceso sinodal y actividades sociales”.
El llamado “orgullo LGBT” no puede ser comprendido meramente como una invitación a la tolerancia o al respeto por la dignidad de las personas, cosa que, como enseña la Iglesia, se debe a todo ser humano creado, sino que debe analizarse en su trasfondo ideológico y en sus consecuencias morales y culturales. Lejos de limitarse a la defensa de personas con atracción hacia el mismo sexo, el movimiento del “orgullo” se ha convertido en un emblema de una ideología que desafía abiertamente la visión cristiana del hombre, del cuerpo, del sexo, del matrimonio y de la familia natural. Ciertamente que, desde la tradición católica, no es posible participar ni apoyar tales eventos sin comprometer gravemente la propia fidelidad a Cristo y a su Iglesia. El “orgullo” promovido en estas instancias no es el justo aprecio de la propia dignidad como criatura redimida, sino la exaltación del pecado, el rechazo del arrepentimiento y la negación del Evangelio que llama a todos a la conversión.