El sacerdocio es algo único y ningún concilio o sínodo puede inventar el sacerdocio de las mujeres, dijo el cardenal Robert Sarah. El prefecto jubilado de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos dictó una conferencia sobre el sacerdocio, titulada “Servidores Gozosos del Evangelio”, en la Ciudad de México el 3 de julio.
”El purpurado guineano aseveró que nadie tiene el poder de transformar este don divino, de adaptarlo y reducir su valor trascendente sólo a dimensiones culturales y ambientales. “Ningún concilio, ningún sínodo, ninguna autoridad eclesiástica tiene potestad para inventar el sacerdocio de la mujer (…) sin dañar gravemente el rostro eterno del sacerdote, su identidad sacramental, en el marco de una renovada visión eclesiológica de la Iglesia, misterio, comunión y misión” señaló.
El Cardenal Sarah recordó que “la fe católica confiesa que el sacramento del Orden Sagrado, instituido por Cristo el Señor, es uno, es idéntico para la Iglesia universal. Para Jesús, no hay sacerdocio africano, alemán, amazónico o europeo. El sacerdocio es único, es el mismo para toda la Iglesia universal”.
El prefecto jubilado de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos también reflexionó sobre “ser sacerdote” y subrayó que “el sacerdocio es un misterio sobrecogedor, un don tan grande que sería pecado desperdiciarlo”. un don divino que debe ser acogido, comprendido y vivido, y la Iglesia siempre ha buscado comprender y profundizar en la verdadera y propia esencia del sacerdote, como hombre bautizado, llamado a ser alter Christus, otro Cristo, e incluso more ipse Christus, Cristo mismo, para representarlo, para ser semejantes a Él, para ser formados y mediados en Cristo por la ordenación sacerdotal”, explicó.
“Un sacerdote es un hombre de Dios que permanece día y noche en la presencia de Dios para glorificarlo y adorarlo. El sacerdote es un hombre inmerso en el sacrificio, para prolongar el sacrificio de Cristo por la salvación del mundo”. El Cardenal Sarah recordó que la primera tarea de los sacerdotes es la oración, porque un sacerdote es un hombre de oración: comienza su día con la liturgia de las lecturas y lo termina con las completas. “Un sacerdote que no reza, pronto morirá. Una Iglesia que no reza es una Iglesia muerta”, advirtió.
Refiriéndose a la falta de vocaciones sacerdotales, el prefecto jubilado de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos animó a los fieles a rezar, porque no es que seamos pocos. “Cristo ordenó a los Doce para todo el mundo. ¿Cuántos de nosotros somos sacerdotes hoy? Hay cerca de 400.000 sacerdotes en el mundo. Somos demasiados”, dijo, citando una observación hecha por el Papa Gregorio Magno en el siglo VII. “Muchos han aceptado el sacerdocio, pero no están haciendo ministerio sacerdotal”, agregó. “Entonces debemos orar. Para pedirle al Señor que envíe obreros a su Iglesia, a mendigar. Y mostrar que los sacerdotes estamos contentos, porque si los jóvenes ven que estamos tristes, no atraeremos a nadie. Debemos estar alegres, aunque estemos sufriendo”, afirmó el cardenal Robert Sarah.
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