¡Los niños de Dios no están a la venta! Menos de un mes después de que los medios de comunicación liberales y de izquierda criticaran el docudrama sobre el tráfico sexual de niños “Sound of Freedom” (Sonido de Libertad) por supuestamente ser un punto de reunión para los “partidarios de QAnon”, los teóricos de la conspiración y los “papás con gusanos cerebrales”, el FBI anunció el arresto de 126 sospechosos en una investigación masiva sobre la trata de niños.
El FBI, el Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados y las agencias policiales estatales y locales, colaboraron en la “Operación Cross Country XIII”, que resultó en el rescate de “59 niños desaparecidos”, dijo el Fiscal General Merrick Garland en una declaración preparada el 1 de agosto.
Dada la creciente prominencia del tráfico y la explotación sexual infantil en los Estados Unidos durante las últimas dos décadas, una persona racional pensaría que National Public Radio – NPR (que recibe fondos del gobierno y se hace pasar por una fuente de noticias “independiente e imparcial”) mencionaría las 22 veces que había cubierto arrestos por tráfico sexual de niños en la última década, pero no es el caso.
En vez de hacer eso, NPR presentó las críticas de los profesores que afirmaban que una película que llamara la atención sobre los males del tráfico de niños haría que las víctimas fueran “más invisibles y más vulnerables a la explotación”. ¿Está “Sound of Freedom” remotamente cerca de una conspiración política exitosa y tonterías locas que medios como Jezabel y The Guardian construyeron en la mente de sus lectores? No.
“Sound of Freedom” cuenta la historia de Tim Ballard (interpretado por Jim Caviezel, el mismo que hizo de Jesús en La Pasión de Cristo), un hombre que dedicó su vida a luchar contra el tráfico sexual de niños al iniciar la organización Operation Underground Railroad.
¿NPR al menos trata igual a otras películas que considera películas de “defensa política”? No. Recientemente describió la película pro-aborto “Happening” como “oportuna y urgente”, libre de las molestas citas de los críticos que podrían estar en desacuerdo con la representación en la película de las posturas pro-vida y pro-choice (pro-aborto, pro-muerte).
Al informar sobre un tema, uno podría esperar que los datos y estadísticas relevantes sobre el tema en cuestión ocupen un lugar destacado. Ninguno de los medios que fueron mordazmente críticos con “Sound of Freedom” se preocuparon en mencionar las estimaciones del Departamento de Salud y Servicios Humanos: entre 240.000 y 325.000 mujeres y niños son traficados en los EE. UU. anualmente.
Si bien NPR se esforzó bastante para encontrar profesores enojados para citar en su artículo, las víctimas del tráfico sexual están notablemente ausentes. Tal vez una víctima de la práctica despiadada podría tener una perspectiva única sobre la representación del tema que toca la película.
Lo que debería ser un tema no partidista y un espacio abierto para elogiar a los valientes hombres y mujeres que rescatan a los niños de los horrores del tráfico, se ha convertido en un tema polémico sin sentido porque un estudio de cine cristiano produjo una película que resuena más entre los conservadores e independientes que la última de Indiana Jones en la taquilla doméstica (un 4 de julio – auch).
Le tomó menos de un mes a “Sound of Freedom” demostrar por qué valía la pena hacerlo, por qué debemos estar constantemente alertas y por qué los estadounidenses continúan perdiendo la confianza en los medios hegemónicos.
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Foto: jake-hills/unsplash