Lo que cuenta Hannah Tomes, de The Spectator es triste e inquietante. Tomes, una milenial, narra cómo es que los bancos de óvulos bombardean a las jóvenes con anuncios que las invitan a donar sus óvulos. Teniendo en cuenta lo costosas que resultan la extracción y el almacenamiento de óvulos, los bancos ofrecen estos servicios gratuitamente (a Tomes le ofrecieron extracción y almacenamiento por años, por ejemplo), a cambio de donar la mitad de los óvulos recogidos.
Hannah Tomes cuenta en The Spectator que, “como milenial que pasa mucho tiempo en las redes sociales, creía que estaba insensibilizada a los anuncios. Pensaba que era ciega a los anuncios, hasta que empecé a ser bombardeada con mensajes pidiéndome que donara mis óvulos”.
“Lo primero que me llamó la atención”, señala Tomes, “fue un mensaje del London Egg Bank, que ofrecía un programa de “congelación y uso compartido”. En este país, las donantes de óvulos sólo pueden cobrar 750 libras de compensación, pero nada impide que reciban tratamientos en lugar de dinero, y la congelación de óvulos es cara. El coste medio de la recogida y posterior congelación de los óvulos de una mujer ronda los 3.350 euros. La medicación y el almacenamiento anual añaden al menos otros cientos de libras. Descongelar los óvulos e implantarlos en el útero cuesta otros 2 500 £ de media”.
“El Banco de Óvulos me ofrecía la extracción de óvulos y dos años de almacenamiento gratis, a cambio de donar la mitad de los óvulos recogidos para utilizarlos en su clínica de FIV. Se presenta como un proyecto altruista, aunque en 2021 (último año del que hay datos disponibles) el London Egg Bank registró 784.603 libras de beneficios. Las parejas que luchan por tener un hijo pagan casi cualquier cosa por una oportunidad de tener una familia”, continúa la autora.
“A cambio de donar la mitad de los óvulos recogidos, me ofrecieron extraerlos y almacenarlos gratis”, cuenta Tomes.
Pero “no solo el London Egg Bank busca donantes”. Según Tomes, “casi todas mis amigas jóvenes han notado un aumento del número de anuncios de donación de óvulos en muchas redes sociales, de sitios como Altrui, Care Fertility, Manchester Donors y muchos más”.
“Una amiga me cuenta que los ve “a todas horas” y que tiene la sensación de que las empresas “compiten entre sí por el negocio” ofreciendo los mejores servicios: los anuncios promocionan la compensación de 750 libras junto a otros muchos incentivos, como el seguimiento de la fertilidad y los controles médicos, a menudo ilustrados con familias sonrientes que instan a las mujeres a “regalar un milagro”. Otra amiga dice que cree que la publicidad presenta la donación de óvulos “como algo que puedes hacer como segunda fuente de ingresos””, continúa la autora.
Tomes también señala que “todo se presenta de forma tan despreocupada como si se tratara de un negocio sencillo, pero no lo es. Se pide a mujeres jóvenes que donen sus óvulos (un procedimiento invasivo no exento de riesgos) sin que se les advierta de los inconvenientes. Aquí, todo el mundo es #inspirador, pero estos bancos de óvulos apenas hacen referencia al hecho de que puede nacer un niño que comparta tu ADN, y que ese niño, tu hijo o hija biológico, bien podría estar en contacto más adelante. Ninguno de los anuncios menciona inmediatamente el impacto psicológico de convertirse en madre de un niño que no será tuyo. Legalmente, los bancos de óvulos tienen que ofrecer asesoramiento a las donantes, pero sólo una vez iniciado el proceso de donación, y no todo el mundo lo acepta”.
“Cada año nacen unos 2 700 niños gracias a óvulos donados. Desde 2005, estos niños tienen derecho legal a ponerse en contacto con su madre genética una vez cumplidos los 18 años. La primera oleada de niños a los que se aplica esta ley cumplirá 18 años este año, y muchos ejercerán este derecho. La biología y la curiosidad son una mezcla poderosa. Nunca he conocido a mi padre y, aunque nací en una familia brillantemente cariñosa por parte de madre, una parte de mí siempre se preguntará de dónde he sacado mi nariz pequeña o mi pelo ondulado, o si tengo algún pariente que se ría como yo”, confiesa Tomes.
“Al profesor Allan Pacey, investigador sobre fertilidad de la Universidad de Sheffield, le preocupa que no se hayan tenido plenamente en cuenta las repercusiones de esta ley, aunque está de acuerdo en que es lo correcto para los niños nacidos con óvulos o esperma donados. Me preocupa que no contemos con los mecanismos de apoyo adecuados para garantizar que todo esto se lleve a cabo en un entorno seguro y de apoyo para todos los implicados… Aún no estoy convencido de que hayamos reflexionado adecuadamente”. También me dice que cree que aumentará el número de mujeres jóvenes que recurran a la donación de óvulos para aliviar la tensión de la crisis del coste de la vida; mujeres que quizá no hayan entendido del todo que, en resumidas cuentas, al final nacerá un niño utilizando sus óvulos, y que eso conlleva consecuencias más graves de las que se pueden transmitir en un alegre anuncio en las redes sociales”, agrega la publicación.
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Foto: dekler ph / unsplash