Breccan F. Thies, de The Washington Examiner, reflexiona en una columna acerca de las políticas de congelamiento de óvulos que algunas empresas ofrecen como “beneficios”, pero que tienen efectos negativos en las familias y en las mujeres. Mientras las empresas buscan maximizar sus resultados, se señala en la columna, estas medidas reducen al mínimo las oportunidades de las mujeres de tener hijos en los mejores años, cuando les resulta más fácil tenerlos.
Breccan F. Thies escribó en su columna de The Washington Examiner que “los empresarios que ofrecen a las mujeres la congelación de óvulos retrasan la formación de una familia y engrosan sus cuentas de resultados, declaró un sociólogo al Washington Examiner”.
“Según W. Bradford Wilcox, profesor de sociología de la Universidad de Virginia”, señala la columna, “el incentivo de una empresa es maximizar el tiempo y el compromiso del trabajador con el trabajo y minimizar sus inversiones en su propia familia, incluso cuando se trata de tener familia en primer lugar. Hay muchas de las llamadas políticas de conciliación de la vida laboral y familiar que en realidad están a favor del trabajo y en contra de la familia. Se trata de facilitar las cosas al empleador y, básicamente, de erosionar la capacidad del estadounidense de a pie para ser el cónyuge o el padre que debería ser”.
EL autor también da cuenta de que “la fecundación in vitro y la congelación de óvulos se han hecho muy populares como parte de los paquetes de prestaciones de fertilidad destinados a atraer a más mujeres al mercado laboral. Con un 42 % de empresas que cubren la fecundación in vitro y un 19 % la congelación de óvulos, estos paquetes se utilizan para impulsar las cifras de diversidad, equidad e inclusión de una empresa y animar a las mujeres a retrasar el inicio de la familia para optimizar la inversión a medio y largo plazo de la empresa en sus trabajadoras”.
“El empleador intenta básicamente que la empleada patee la lata por el camino para que en el momento esté plenamente vinculada al trabajo. Pero la consecuencia de esto es que cuanto más esperes para tener hijos, más probable es que no los tengas. Este es el tipo de políticas que están ayudando a explicar por qué, ya sabes, la tasa de fertilidad en EE.UU. está en mínimos históricos. Se vende como una política de trabajo y familia, pero en realidad se trata de reducir al mínimo las oportunidades de las mujeres de tener hijos en los mejores años, cuando les resulta más fácil tenerlos”, explica Wilcox, director del Proyecto Nacional de Matrimonio de la UVA, citado en la columna.
“Los empresarios ven la maternidad como una carga”, dice el autor, “ya que las mujeres han abandonado históricamente la población activa para cuidar de sus hijos. La proporción de mujeres en la población activa disminuye un 18 % en el trimestre en que tienen su primer hijo, y esa cifra se reduce con más hijos, según la Oficina del Censo de Estados Unidos”.
“Perder a un buen trabajador por ser padre supone un “gasto enorme”, afirma Wilcox, porque las empresas invierten tiempo, recursos y dinero en formación y cultivo. “Ese gasto es efectivamente mucho mayor que el coste de congelar sus óvulos””, continúa la columna.
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Foto: cassidy rowell / unsplash