Durante el mes de acción de gracias, un consejero católico explicó recientemente cómo practicar la gratitud saludable para enfrentar eficazmente los desafíos de la vida, incluso cuando “sentirse agradecido” no es algo natural.
Rachael Isaac, consejera pastoral de Catholic Counselors, dijo en una publicación del 5 de noviembre que las percepciones de muchas personas sobre lo que significa practicar la gratitud a menudo son incorrectas.
“Uno de los conceptos erróneos más comunes con los que me topo es que uno tiene que sentirse agradecido, es decir, que debería estar agradecido e ignorar mis dificultades”, dijo Isaac. “Pero la gratitud no tiene como objetivo invalidar nuestras dificultades. Es una forma de ayudarnos a tener una mejor perspectiva de ellas”.
Isaac propuso un proceso de tres pasos para que las personas comiencen a practicar la gratitud, y señaló que se vuelve cada vez más fácil con el tiempo. Primero, Isaac recomendó estar agradecido por algo específico, en lugar de una categoría grande como “familia” o “salud”.
En segundo lugar, recomendó practicar la gratitud tanto en el momento como al final del día.
Puso un ejemplo: “Vas en coche a la tienda y está abarrotada… y de repente encuentras un lugar para aparcar muy cerca de la puerta. Y aprovechas ese momento para decir: ‘Oh, gracias, Señor’”.
Por último, Isaac recomendó llevar un diario de gratitud para ayudar a crear el hábito de practicar la gratitud. Propuso una serie de preguntas para reflexionar y fomentar una disposición hacia la gratitud, entre ellas: “¿Qué salió bien hoy? ¿Dónde vi belleza hoy? ¿Qué hice bien hoy? ¿Qué bendiciones recibí hoy?”.
Si bien Isaac señaló que practicar la gratitud no siempre es algo natural, dijo que los beneficios son enormes. La gratitud tiene numerosos beneficios para la salud, como reducir el estrés, aumentar la capacidad de resolver problemas y mejorar la calidad del sueño, pero también tiene efectos espirituales.
“La gente se siente mucho más tranquila y esperanzada”, dijo Isaac. “Porque, repito, no mejora todo, pero nos permite ver que también existe lo bueno”.
Agregó: “Realmente puede comenzar a acercarnos a una relación más cercana y saludable con Dios. Ya no dudo de su amor por mí, puedo verlo a mi alrededor”.