El expresidente Joe Biden ha vuelto a la escena pública con entrevistas a la BBC y al programa The View, en las que defendió su gestión y aseguró que habría vencido a Donald Trump en las elecciones de 2024. Sin embargo, su aparición ha generado reacciones divididas, entre ellas la del reconocido columnista del New York Times, David Brooks, quien lo exhortó a no revivir batallas del pasado.
Durante una conversación en PBS NewsHour, Brooks fue claro: “Si Biden me llamara para preguntarme qué hacer en su etapa post-presidencial, le diría que sea post-político, que se eleve por encima de todo y no intente pelear viejas batallas”. El analista advirtió que insistir en esas disputas puede terminar dañando aún más su legado.
Biden, por su parte, culpó del fracaso electoral de Kamala Harris a la “discriminación de género y racial” y negó que su edad o su salud mental hayan sido un problema. Ante las preguntas de Alyssa Farah Griffin en The View, el exmandatario respondió que los señalamientos de deterioro cognitivo carecen de sustento: “No hay nada que respalde eso. Lo que dejamos fue un país que sobrevivió a una insurrección, a una pandemia mal gestionada y que pudo avanzar gracias a nuestro trabajo”. Su esposa, Jill Biden, reforzó esa defensa, asegurando que “los autores de esos libros no estuvieron en la Casa Blanca” y no vieron “cómo Joe trabajaba todos los días sin parar”.
Brooks, sin embargo, fue más crítico al evaluar el contexto electoral: “Kamala Harris hizo una campaña tan buena como pudo con el peso del legado Biden sobre sus hombros. Él habría cargado con ese mismo legado, además de su edad. Es difícil imaginar que hubiera ganado”.
Para el columnista, la grandeza de los expresidentes no está en seguir haciendo política, sino en trascenderla: “Lo que queremos de nuestros presidentes no es más política. Queremos que nos hablen desde un nivel más alto, no desde el lodo partidista. Jimmy Carter lo hizo. George W. Bush también lo ha hecho con su pintura”.
El debate sobre el papel que debería jugar Biden ahora, tras su salida del poder, se intensifica mientras crecen las divisiones dentro del Partido Demócrata y el país sigue polarizado. La pregunta que queda en el aire es si el expresidente escuchará estos llamados a dar un paso al costado… o si seguirá dando batalla.