Este Día de Acción de Gracias, demos gracias a Dios por que se evitó una guerra comercial gracias a una llamada telefónica. Aquí analizamos cuáles hubieran sido las consecuencias comerciales para Estados Unidos si entraba en conflictos comerciales con México.
En un mundo lleno de desafíos, el Día de Acción de Gracias nos invita a reflexionar sobre las razones para dar gracias. Este año, una de ellas es la reciente conversación entre el presidente Donald Trump y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, que marcó un punto de inflexión en las relaciones bilaterales, evitando lo que pudo haber sido una desastrosa guerra comercial.
Los expertos habían advertido que un conflicto comercial entre Estados Unidos y México sería catastrófico. México es el mayor socio comercial de Estados Unidos, con más de $700 mil millones de dólares en intercambios anuales. De haberse impuesto aranceles punitivos, los consumidores estadounidenses habrían enfrentado precios más altos en alimentos, productos electrónicos y vehículos, mientras que los productores agrícolas habrían perdido acceso al segundo mayor mercado de exportación para sus productos.
Además, la tensión habría perjudicado a millones de trabajadores que dependen del comercio bilateral. No menos importante, una guerra comercial habría complicado aún más la cooperación necesaria para abordar la crisis migratoria y el tráfico de drogas.
En lugar de confrontación, la diplomacia prevaleció. El presidente Trump compartió en Truth Social:
“Acabo de tener una conversación maravillosa con la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo. Ella aceptó detener la migración a través de México y hacia los Estados Unidos, cerrando así de manera efectiva nuestra frontera sur. También hablamos sobre lo que se puede hacer para detener el flujo masivo de drogas a los Estados Unidos y también el consumo de estas drogas en los Estados Unidos. ¡Fue una conversación muy productiva!”
Donald Trump, Truth Social
Por su parte, la presidenta Sheinbaum también destacó la cooperación en un mensaje en X:
“Tuve una excelente conversación con el presidente Donald Trump. Abordamos la estrategia mexicana sobre el fenómeno de la migración y compartí que no están llegando caravanas a la frontera norte porque son atendidas en México. También hablamos de reforzar la colaboración en temas de seguridad en el marco de nuestra soberanía y de la campaña que estamos realizando en el país para prevenir el consumo de fentanilo.”
Claudia Sheinbaum, X
En nuestra conversación con el presidente Trump, le expuse la estrategia integral que ha seguido México para atender el fenómeno migratorio, respetando los derechos humanos. Gracias a ello se atiende a las personas migrantes y a las caravanas previo a que lleguen a la frontera.…
— Claudia Sheinbaum Pardo (@Claudiashein) November 28, 2024
Esta comunicación representa un avance significativo en un momento de alta tensión. México acordó intensificar su estrategia para frenar la migración y prevenir el paso de caravanas hacia la frontera norte. Asimismo, ambos países buscarán una mayor colaboración en seguridad y prevención del consumo de drogas, incluyendo el fentanilo, una crisis que ha devastado comunidades en Estados Unidos. Ahora bien, ¿por qué tanto alivio? Simple: México es el principal socio comercial de Estados Unidos.
En lugar de un colapso económico o un enfrentamiento diplomático, este entendimiento entre líderes no solo trae estabilidad económica, sino también esperanza de soluciones compartidas a problemas comunes. México juega un papel clave en el comercio de bienes, la estabilidad de la cadena de suministro, la industria automotriz y el acceso a alimentos frescos y asequibles. A continuación, exploramos los cuatro pilares de esta relación estratégica.
México y Estados Unidos mantienen un intercambio comercial anual superior a $700 mil millones de dólares, lo que lo convierte en el mayor socio comercial de Estados Unidos. Esto significa que un alto porcentaje de los bienes que los estadounidenses consumen diariamente—desde electrónicos hasta ropa y alimentos—se producen o ensamblan en México. Una interrupción en esta relación impactaría directamente a los consumidores estadounidenses, incrementando precios y limitando la oferta de productos esenciales.
La industria automotriz de Estados Unidos depende enormemente de México para su producción. México no solo fabrica vehículos completos, sino que también produce piezas clave que son enviadas a ensambladoras en Estados Unidos. Esta interdependencia ha permitido que ambos países se beneficien de una industria competitiva a nivel global. Un conflicto comercial afectaría gravemente a esta cadena de suministro, encareciendo los precios de los vehículos y reduciendo la competitividad frente a mercados como Europa y Asia.
México es el principal proveedor de frutas y verduras frescas para Estados Unidos, especialmente durante las temporadas en que la producción agrícola estadounidense disminuye. Productos como aguacates, tomates, y berries llegan diariamente a los supermercados estadounidenses gracias a acuerdos comerciales. Si esta relación se deteriorara, los consumidores enfrentarían precios más altos y menor variedad, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos.
El comercio con México no solo beneficia a los consumidores, sino que sostiene millones de empleos en Estados Unidos. Desde camioneros hasta trabajadores en puertos y fábricas, la relación comercial fortalece el empleo en ambos lados de la frontera. Además, permite a América del Norte competir como una región integrada frente a economías emergentes y gigantes como China, fortaleciendo la posición de Estados Unidos en el mercado global.
El Día de Acción de Gracias es una oportunidad para reconocer los momentos en que las tensiones se transforman en soluciones. El diálogo entre Trump y Sheinbaum no solo evitó una crisis, sino que allanó el camino para una cooperación renovada entre dos naciones interdependientes.
Demos gracias por los líderes que, a pesar de sus diferencias, ponen el bienestar de sus pueblos por encima de las confrontaciones. Que este sea un recordatorio de que, con voluntad y diálogo, se pueden construir puentes donde antes había barreras.