El Proyecto Veritas Amoris acaba de publicar un texto inédito del Papa Benedicto XVI abordando algunas de las crisis fundamentales de nuestros días.
El texto recién publicado, titulado “La imagen cristiana del hombre”, es la última parte de una obra manuscrita que el Papa Benedicto XVI pidió que se publicara solo después de su muerte. El pontífice emérito la escribió entre Navidad y Epifanía de 2019-2020, encargándola al padre Livio Melina, exdirector del Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, y coeditor junto con el padre José Granados del tercer volumen de la revista italiana del Proyecto Veritas Amoris, titulado “La verità dell’amore, Tracce per un cammino.”
El Proyecto Veritas Amoris fue fundado en 2019 por los padres Melina y Granados, ambos profesores de teología dogmática y moral en el Instituto Juan Pablo II para el Matrimonio y la Familia hasta que este fue desmantelado en 2019, con la expulsión de académicos y teólogos fieles a la visión de Juan Pablo II sobre el matrimonio, la familia y la vida moral.
En la introducción al texto recién publicado del Papa Benedicto XVI, el padre Melina escribe que el difunto Pontífice “consideró esa medida injusta e inaceptable y trató por diversos medios de hacer reconsiderar a los responsables”.
Entre agosto de 2019 y enero de 2020, el Papa emérito se reunió con el padre Melina siete veces en su residencia en el Vaticano para tratar el Proyecto Veritas Amoris, que busca dar continuidad a algo de lo que originalmente se había previsto para el Instituto para el Matrimonio y la Familia.
Explicando que el objetivo del proyecto es afrontar la creciente crisis de la familia y las consecuencias de esta crisis para el anuncio de la fe, el padre Melina escribe que “la pérdida de una verdad de amor hoy en día corre paralela a la dificultad de proclamar y vivir la fe”.
En lo que se refiere a los temas del amor humano, del matrimonio y de la familia, está en curso lo que con razón se ha llamado una «desregulación» antropológica, es decir, el intento de reinventar, según las propias luces de cada uno, el significado de la diferencia sexual, de lo que significa ser hombre o mujer, el significado de la palabra «familia».
Captando la inspiración subyacente del proyecto, el padre Melina escribe: “Lo que nos conmueve es la belleza del plan de Dios para el matrimonio y la familia y el esplendor de la fe cristiana en el amor”.
El padre Melina explica que el propio Papa Benedicto XVI, durante sus años como pontífice, abordó la crisis de la familia. En 2012, en su último discurso de Navidad a la curia romana, el Papa habló del actual “ataque a la auténtica forma de la familia”.
En ese discurso, declaró con firmeza: “El hombre y la mujer en su estado creado como versiones complementarias de lo que significa ser humano son objeto de controversia. Pero si no existe una dualidad preestablecida entre el hombre y la mujer en la creación, entonces la familia tampoco es ya una realidad establecida por la creación”.
“Asimismo, el niño ha perdido el lugar que ocupaba hasta entonces y la dignidad que le correspondía”, prosiguió.
Cuando la libertad de ser creador se convierte en libertad de crearse a sí mismo, se niega necesariamente al Creador mismo y, en definitiva, también al hombre se le despoja de su dignidad de criatura de Dios, de imagen de Dios en el centro de su ser. La defensa de la familia se refiere al hombre mismo. Y resulta evidente que, cuando se niega a Dios, desaparece también la dignidad humana. Quien defiende a Dios, defiende al hombre.
En el texto recién publicado, el Papa Benedicto advierte que el auge de la ideología de género y la creación de vida en un laboratorio tienen sus raíces tanto en el marxismo como en un liberalismo extremo que ahora busca determinar la naturaleza humana misma.
“Pero sólo en el momento histórico perturbado por dos guerras mundiales, con el marxismo y el liberalismo volviéndose dramáticamente más extremos, se pusieron en marcha dos nuevos movimientos que llevaron la idea de libertad a un radicalismo hasta entonces inimaginable”, escribió el Papa Benedicto.
De hecho, hoy se niega que el hombre, en cuanto ser libre, esté de algún modo ligado a una naturaleza que determina el espacio de su libertad. El hombre ya no tiene una naturaleza, sino que se “hace” a sí mismo. Ya no existe una naturaleza del hombre: es él mismo quien decide lo que es, varón o mujer. Es el hombre mismo quien produce al hombre y, por tanto, determina el destino de un ser que ya no proviene de las manos de un Dios creador, sino del laboratorio de invenciones humanas.
Destacando las consecuencias del intento de destruir las relaciones familiares para la comprensión de la fe, el padre Melina escribe : “Si perdemos la experiencia de ser hijo e hija, hermano y hermana, marido y mujer, padre y madre, entonces también se destruirá la base natural que tiene el lenguaje para hablar de Dios: Dios, después de todo, se ha revelado como el esposo de Israel, a quien invocamos como nuestro Padre, que nos ha enviado a Jesús, su Hijo y nuestro hermano, y que nos ha dado a la Iglesia como madre”.