La policía de Birmingham, Reino Unido, detuvo y mantuvo en custodia a Isabel Vaughan-Spruce por haber violado la “zona de seguridad” de una clínica abortista. Los agentes le preguntaron si las fotografías que habían recibido como denuncia la mostraban rezando en el exterior de la clínica. Ella admitió que podría haber estado rezando en silencio en su mente, pero también pensando en su almuerzo y en otras cosas triviales.
El Catholic Herald relata el insólito hecho ocurrido en el Reino Unido, que tuvo como consecuencia que la mujer católica haya sido acusada “de cuatro cargos de violación de la “zona de seguridad” de una clínica abortista”. Vaughan-Spruce, continúa la publicación, “no llevaba rosarios ni carteles, pero un espectador la fotografió en el exterior de las instalaciones y la denunció a la policía”.
Según el Catholic Herald, “ahora deberá comparecer ante el Tribunal de Magistrados de Birmingham el 2 de febrero, acusada de cuatro cargos de incumplimiento de una orden de protección del espacio público”. Además, “las condiciones de la fianza incluyen la obligación de que Vaughan-Spruce, directora de la Marcha por la Vida en el Reino Unido y consejera en asuntos sobre el embarazo, se abstenga de participar en oraciones públicas incluso fuera de los límites de la zona de exclusión”.
El artículo recoge declaraciones de Vaughan-Spruce, quien dijo que “es aberrantemente injusto que la policía me detuviera, me llevara a los calabozos, me registrara y me humillara simplemente por rezar en la intimidad de mi propia mente. La legislación de la zona de censura pretende prohibir el acoso, que ya es ilegal y obviamente justificable, pues nadie debería ser objeto de acoso. Pero lo que yo hice estuvo muy lejos de ser perjudicial: estaba ejerciendo mi libertad de pensamiento, mi libertad religiosa, en la intimidad de mi propia mente. Nadie debería ser criminalizado por pensar, por rezar, en un espacio público en el Reino Unido”.
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