El 21 de mayo, la Diócesis de Lexington, Kentucky, emitió una declaración utilizando pronombres masculinos en referencia a una mujer biológica identificada como el hermano Christian Matson, un ermitaño que vive en Kentucky y que recientemente anunció que se identifica como “transgénero”.
Religion News Service informó el 19 de mayo que Matson haría el anuncio de que es transgénero en la fiesta de Pentecostés.
El 20 de mayo, CatholicVote se comunicó con la Diócesis de Lexington solicitando confirmación de que el anuncio se había realizado.
El director de comunicaciones de la Diócesis de Lexington, Edward Bauer, dijo a CatholicVote que la diócesis no tiene más comentarios sobre la historia y luego agregó que el artículo del Religion News Service “habla por sí solo”.
Pero el martes 21 de mayo, la diócesis cambió de rumbo y emitió esa declaración sobre Matson, diciendo que: “El domingo de Pentecostés, el hermano Christian Matson, un ermitaño profeso en la Diócesis de Lexington, hizo público que es una persona transgénero. El hermano Christian ha buscado durante mucho tiempo consagrar su vida a Cristo en la Iglesia viviendo los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia”.
“Ha estado constantemente acompañado por un director espiritual competente y ha recibido formación en la tradición benedictina”, continúa el comunicado:
No busca la ordenación, pero ha profesado una regla de vida que le permite mantenerse económicamente continuando su trabajo en las artes y vivir una vida de contemplación en una ermita privada.
El obispo John Stowe, OFM Conv., aceptó su profesión y agradece al hermano Christian por su testimonio de discipulado, integridad y oración contemplativa por la Iglesia.
La declaración sobre Matson llega dos meses después de que el Dicasterio para la Doctrina de la Fe publicara Dignitas Infinita sobre la dignidad humana, una declaración que abordaba varios temas, entre ellos la ideología de género y el cambio de sexo.
La declaración critica la ideología de género por “[intentar] negar la mayor diferencia posible que existe entre los seres vivos: la diferencia sexual”.
“Esta diferencia fundamental no es sólo la mayor diferencia imaginable, sino también la más bella y poderosa de todas”, añade la declaración:
En la pareja hombre-mujer, esta diferencia logra la más maravillosa de las reciprocidades.
…Sólo reconociendo y aceptando esta diferencia en reciprocidad podrá cada persona descubrirse plenamente a sí misma, su dignidad y su identidad.
La declaración también aborda el cambio de sexo, afirmando que “el cuerpo participa de esa dignidad en la medida en que está dotado de significados personales, particularmente en su condición sexuada. Es en el cuerpo donde cada persona se reconoce generada por los demás, y es a través de su cuerpo que el hombre y la mujer pueden establecer una relación de amor capaz de generar otras personas”.
“Al enseñar sobre la necesidad de respetar el orden natural de la persona humana, el Papa Francisco afirmó que ‘la creación es anterior a nosotros y debe ser recibida como un don’. Al mismo tiempo, estamos llamados a proteger nuestra humanidad, y esto significa, en primer lugar, aceptarla y respetarla tal como fue creada’”, continúa la declaración:
De ello se deduce que cualquier intervención de cambio de sexo, por regla general, corre el riesgo de amenazar la dignidad única que la persona ha recibido desde el momento de la concepción.
Esto no excluye la posibilidad de que una persona con anomalías genitales que ya son evidentes al nacer o que se desarrollan posteriormente pueda optar por recibir la asistencia de profesionales de la salud para resolver estas anomalías.
Sin embargo, en este caso, tal procedimiento médico no constituiría un cambio de sexo en el sentido aquí previsto.