El obispo Jaime Soto anunció el sábado que su diócesis en Sacramento, California, se declarará en quiebra para financiar demandas de abuso luego de más de 250 demandas que alegan abuso sexual por parte del clero o del personal de la iglesia.
“Sigo firme en mi creencia de que debo continuar expiando el horrible pecado del abuso sexual por parte del clero. El mal repugnante que se perpetró contra niños inocentes – y el fracaso del liderazgo de la Iglesia para abordarlo adecuadamente – ha causado un dolor insondable que perdura”, afirmó Soto en una carta a la diócesis.
Son estos pecados los que nos trajeron a este lugar. Oren por la curación de las víctimas-sobrevivientes. El dolor que se les inflige dura toda la vida, por lo que nuestra expiación debe ser un compromiso de por vida.
Soto explicó que sin este proceso, es poco probable que las víctimas de abuso puedan recibir una consideración justa de sus reclamos.
“Ahora me queda claro que la única manera respetuosa, transparente y justa de abordar el número sustancial de reclamos de quienes han sido abusados por el clero y otros miembros de la Iglesia es buscar una reorganización supervisada por los tribunales”, continuó. “Este proceso también me permitirá sostener la labor santificadora, docente y caritativa de la comunidad católica en el norte de California”.
La diócesis tiene la intención de buscar la protección del Capítulo 11 para el próximo marzo. Según el Capítulo 11, un tribunal determinaría cómo distribuir los activos de la diócesis para satisfacer las demandas de las víctimas de abuso, quienes estarían representadas en el tribunal.
En la Diócesis de Sacramento, el 80% de las acusaciones estaban relacionadas con reclamaciones de 1980 o antes, mientras que cinco reclamaciones se produjeron después de 2002.
Declararse en quiebra permitirá que la obra caritativa de la diócesis continúe en parroquias, escuelas y otras organizaciones. Sólo la oficina administrativa del obispo se declarará en quiebra.
“La quiebra es un proceso costoso y largo, pero también proporciona supervisión y transparencia a todas las partes involucradas para que se ofrezca una resolución justa a las víctimas-sobrevivientes del abuso”, continuó Soto.
Soto pidió a sus feligreses que se unan a él en oración por “este camino de expiación y renovación”.
“Con la misericordia de Dios saldremos de este ejercicio penitencial necesario con mayor determinación para ser un humilde santuario de santidad y curación para todos los hijos e hijas de Dios en el norte de California”, concluyó.