Después de la última sesión del Sínodo de la Sinodalidad del sábado, los participantes publicaron un documento final en el que propusieron formas para que la Iglesia se vuelva más sinodal antes de la Asamblea Sinodal final del próximo año.
El documento final de 42 páginas, conocido como “informe de síntesis” y publicado en italiano, expresó importantes expectativas sobre los temas que se abordarán en los próximos 11 meses antes de la próxima Asamblea Sinodal final, prevista para octubre de 2024.
Los participantes votaron sobre cada párrafo, lo que requirió dos tercios de los votos para su aprobación. Admitieron la falta de consenso en torno a los temas más controvertidos, pero elogiaron la nueva metodología, conocida como “conversación en el espíritu”, como modelo a replicar en la Iglesia católica en todo el mundo.
Después de la introducción, el documento contenía tres secciones: “El rostro de la Iglesia sinodal”, “Todos los discípulos, todos los misioneros” y “Tejer conexiones, construir comunidad”, así como una conclusión titulada “Continuar el camino”.
La introducción señalaba que “el Informe de Síntesis no retoma ni reitera todos los contenidos del Instrumentum laboris sino que relanza aquellos considerados prioritarios. No es en modo alguno un documento final, sino un instrumento al servicio del discernimiento que aún deberá continuar”.
En la primera parte, el documento reconocía que “’sinodalidad’ es un término desconocido para muchos miembros del Pueblo de Dios, que suscita confusión y preocupación en algunos. Entre los temores está el de que la enseñanza de la Iglesia sea cambiada, alejándonos de la fe apostólica de nuestros padres y traicionando las expectativas de quienes aún hoy tienen hambre y sed de Dios. Sin embargo, estamos convencidos de que la sinodalidad es expresión del dinamismo de la Tradición viva”.
Así, “la riqueza y profundidad de la experiencia vivida llevan a señalar como prioridad la ampliación del número de personas involucradas en los caminos sinodales, superando los obstáculos a la participación que han surgido hasta ahora, así como el sentimiento de desconfianza y temores que algunos tienen”, añade el documento.
También en la primera parte, el documento enumera cuestiones que deben ser abordadas por la Iglesia, como la pobreza material y espiritual, la violencia, la guerra, el medio ambiente, la educación, la salud, las migraciones, el diálogo interreligioso y los servicios sociales.
Continuó: “La Iglesia también se ve afectada por la polarización y la desconfianza en áreas cruciales, como la vida litúrgica y la reflexión moral, social y teológica. Debemos reconocer las causas a través del diálogo y emprender procesos valientes de revitalización de la comunión y la reconciliación para superarlas”.
“En nuestras Iglesias locales vivimos a veces tensiones entre diferentes modos de entender la evangelización, que se centran en el testimonio de vida, en el compromiso de promoción humana, en el diálogo con las fes y las culturas y en el anuncio explícito del Evangelio”.
En la segunda parte, los miembros del sínodo reconocieron que “la familia es la columna vertebral de toda comunidad cristiana. Los primeros misioneros son los padres, los abuelos y todos aquellos que viven y comparten su fe en la familia. La familia, como comunidad de vida y de amor, es un lugar privilegiado de educación en la fe y la práctica cristiana, que requiere un acompañamiento particular dentro de las comunidades”.
Reconocieron también que los laicos “contribuyen de manera vital a realizarlo en todos los ambientes y en las situaciones más cotidianas de cada día”.
También en la segunda parte, el documento decía: “…fuimos creados varón y mujer, a imagen y semejanza de Dios. Desde el principio, la creación articula unidad y diferencia, dando a mujeres y hombres una naturaleza, vocación y destino compartidos y dos experiencias distintas de lo humano; y destaca la necesidad de fomentar una mejor comprensión del papel de la mujer en la Iglesia, especialmente porque las mujeres constituyen la mayoría de quienes asisten a las iglesias y, a menudo, son las primeras misioneras de la fe en la familia”.
Ampliando el papel de las mujeres, el documento informó de una falta de consenso en el debate sobre la ordenación de las mujeres al diaconado. “Se han expresado diferentes posiciones respecto al acceso de las mujeres al ministerio del diaconado. Algunos consideran que este paso sería inaceptable porque va en discontinuidad con la Tradición. Para otros, sin embargo, permitir el acceso de las mujeres al diaconado restauraría una práctica de la Iglesia de los orígenes”.
El documento proponía “una investigación teológica y pastoral sobre el acceso de las mujeres al diaconado… Si es posible, los resultados deberían presentarse en el próximo período de sesiones de la Asamblea”.
Respecto a la posibilidad de sacerdotes casados, el documento reconoce que “se han expresado diferentes valoraciones sobre el celibato de los sacerdotes. Todos aprecian su valor cargado de profecía y de testimonio de conformidad con Cristo; algunos se preguntan si su conveniencia teológica con el ministerio presbiteral debe necesariamente traducirse en una obligación disciplinaria en la Iglesia latina, especialmente donde los contextos eclesiales y culturales lo hacen más difícil. Este no es un tema nuevo, que requiere mayor consideración”.
Las discusiones sinodales sobre las bendiciones para las parejas del mismo sexo o una mención específica de cuestiones relacionadas con la “alcance LGBT” no se incluyeron en el documento.
Entre las propuestas, el documento pedía la creación de “juntas” que supervisarían y evaluarían a los obispos en la Iglesia católica: “Deben activarse estructuras y procesos para la verificación regular del trabajo del obispo, en formas legales, por definir, con referencia al estilo de su autoridad, la administración económica de los bienes de la diócesis, el funcionamiento de los órganos de participación y la protección contra cualquier tipo de abuso”.
Además, el documento pedía “un estudio en profundidad de la manera en que una comprensión renovada del episcopado dentro de una Iglesia sinodal impacta el ministerio del Obispo de Roma y el papel de la Curia Romana”.
En la tercera parte, el documento insistió en la necesidad de mantener una conexión entre verdad y amor cuando se vive y predica el Evangelio. Sostuvo que “algunas cuestiones, como las relativas a la identidad de género y la orientación sexual, el final de la vida, las situaciones matrimoniales difíciles, los problemas éticos relacionados con la inteligencia artificial, son controvertidos no sólo en la sociedad, sino también en la Iglesia, porque plantean nuevas preguntas”.
La propuesta del Sínodo de abordar diferencias significativas en los enfoques teológicos y pastorales de temas controvertidos fue abordada de esta manera: “Proponemos promover iniciativas que permitan un discernimiento compartido sobre cuestiones doctrinales, pastorales y éticas que son controvertidas, a la luz de la Palabra de Dios, la enseñanza de la Iglesia, la reflexión teológica y la valorización de la experiencia sinodal. Esto puede lograrse mediante un análisis en profundidad entre expertos de diferentes habilidades y procedencias en un contexto institucional que proteja la confidencialidad del debate y promueva una discusión franca, dando espacio, cuando corresponda, también a la voz de las personas directamente afectadas por las controversias. mencionado. Este proceso debe iniciarse de cara a la próxima Sesión Sinodal”.
Se suponía que la asamblea sinodal concluiría con un plan de acción para los próximos 11 meses que separaría la reunión final de la última sesión de un mes programada para octubre de 2024.
En cambio, el documento decidió proponer: “’¿Cómo sucederá esto?’ Se preguntó María en Nazaret (Lc 1,34) después de escuchar la Palabra. Sólo hay una respuesta: permanecer a la sombra del Espíritu y dejarse envolver por su poder”.
“Al volver la mirada hacia el tiempo que nos separa de la Segunda Sesión, damos gracias al Señor por el camino recorrido hasta ahora y por las gracias con las que nos ha bendecido”, concluye el documento.