Eduardo Verástegui ha recorrido un largo camino desde sus inicios en la industria del entretenimiento, consolidándose hoy como una figura central en la defensa de la agenda conservadora en Estados Unidos y México. Su defensa de los vulnerables a través de Sound Of Freedom, le ha ganado protagonismo a nivel mundial y le creó una nueva misión: la política.
Conocido anteriormente por sus papeles en telenovelas y películas, Verástegui se ha convertido en un activista católico comprometido, e incluso en un defensor ferviente del expresidente Donald Trump. Su cercanía a Trump y sus posturas políticas le han ganado el mote de “ultraderechista”, un término que, lejos de molestarle, toma como un elogio. Según Verástegui, sus críticos no pueden ni definir la palabra “ultraderecha” y solo la usan para desacreditar sus ideas y valores.
Una de las causas que más ha impulsado Verástegui es la protección de los niños vulnerables frente al tráfico de personas, un tema que él considera urgencia humanitaria. Con el lanzamiento de Sound of Freedom, una película que denuncia el tráfico de menores, Verástegui buscó concientizar sobre la dramática realidad que enfrentan miles de niños en la frontera de Estados Unidos. Durante la campaña de promoción, no dudó en dirigirse a Kamala Harris, exigiéndole respuestas sobre el paradero de más de 320,000 menores desaparecidos en el sistema migratorio estadounidense. Verástegui considera que figuras políticas como Harris han ignorado el problema, dejando desprotegidos a quienes más necesitan justicia y atención.
Profundamente influenciado por su fe católica, Verástegui no solo es un exitoso productor de cine, sino también un activista que busca promover los valores tradicionales en su país de origen. En México, está en proceso de estructurar un nuevo partido político que una a la población en torno a los valores familiares, la cultura, la fe y las tradiciones que, según él, han sido desatendidas. Para Verástegui, la identidad cultural y espiritual son elementos fundamentales para una sociedad sólida, y está decidido a incorporarlos en su visión política.
Verástegui ha estrechado lazos con el expresidente Trump, quien comparte muchas de sus preocupaciones sobre la cultura, la política y la sociedad. Como muestra de su aprecio y respeto, Verástegui le obsequió a Trump una réplica del manto de la Virgen de Guadalupe, símbolo de su devoción y un recordatorio de la herencia cultural que ambos creen importante preservar. Este gesto refleja la intención de Verástegui de llevar el mensaje de la fe católica al ámbito político y cultural en el que se desenvuelve.
El crecimiento y la influencia de Verástegui no han pasado desapercibidos. Para él, los ataques que recibe son una señal de que sus ideas están ganando terreno y de que cuenta con el apoyo necesario para seguir adelante en su misión. Sus detractores, asegura, buscan detener su avance porque reconocen su potencial de influencia y el respaldo que ha obtenido entre quienes comparten sus valores. Sin embargo, Verástegui permanece firme, decidido a defender los principios que considera esenciales para un cambio significativo en la sociedad.