Muchas veces nos preguntamos cómo vota realmente un católico. Bien, el debate generado entre Quintana Paz y Calleja nos da algunos puntos sobre los que podemos reflexionar para poder emitir un voto que sea responsable y a la vez, coherente con nuestra fe. Ver lo que pasa en España siempre nos puede servir como hispanos para no repetir los errores que vienen destruyendo a aquel país que nos legó el idioma.
- NINGÚN PARTIDO ES PERFECTO. Todos somos humildes pecadores y debemos reconocer que ninguna agrupación política goza de plena gracia. Sus integrantes no son santos (en el mejor de los casos, están camino a serlo). Pero que ningún gato sea de color blanco níveo no implica que todos los gatos sean pardos. Hay programas políticos más y menos cristianos. Se debe diferenciar. Es tal lío la política que, unos pensarán que no cabe recomendar ningún voto como más cristiano o menos, pero ese escepticismo nos conduce al irracionalismo, algo poco católico.
- RECONOZCAMOS LOS NO NEGOCIABLES. Hay temas en los que un católico no puede caer en la tibieza. El aborto, por ejemplo, es un tema que nos puede ayudar a discriminar fácilmente por quiénes votar y por quiénes no (así se autoproclamen católicos). Quintana Paz señala que “si uno está a favor de la vida, pues, votar a partidos que quieren más abortos será dejar el mundo aún peor que estaba; votar al PP será dejarlo igual de mal en esto; votar a quien se oponga es dejar el mundo mejor. Y hay un deber cristiano de trabajar por un mundo mejor”.
- ABRAZAR NUESTRAS RAÍCES. Es evidente la tendencia globalista por destruir a toda escala nuestra cultura occidental basada en el cristianismo (por eso es tan petardeada la cristiandad, especialmente la Iglesia Católica). El filósofo señala: “Yendo a lo general, vivimos tiempos en que claramente los partidos de izquierda quieren transformar de raíz nuestra civilización cristiana y su idea de la vida (aborto, eutanasia), el sexo (transexualidad – que realmente es disforia de género, una patología), el Derecho (leyes discriminatorias para los varones). Contra eso debe lucharse.
- SOLIDARIDAD ENTRE HERMANOS. Hay muchos que no temen a las consecuencias de sus decisiones políticas tibias porque gozan de un privilegio egoísta, que olvida a su prójimo. Quintana Paz señala: “El cristiano vertical es burgués. Solo ansía que a él al menos le dejen dar una educación (privada) correcta a sus niños. Que le dejen ganar mucho dinero y montar sus organizaciones y allí al menos vivir lo cristiano. Pero se despreocupa de cristianizar su civilización toda. Pero ese es su deber. Aunque en el mundo no puedas lograr el Bien absoluto, y ningún partido sea Dios (¡solo faltaría!), debes apoyar a quien mejor puede preservar la Cristiandad y no solo para ricos, sino para todos. A quien luche por recuperar una civilización cristiana”.
- TENEMOS QUE VOTAR. Luego de este candente debate, el autor del artículo trató de responder racionalizando la importancia de tener en cuenta las consecuencias a largo plazo. Para Quintana Paz, esto es muy cómodo de su parte, por gozar de privilegios propios de los que no pelean con el oficialismo. Sin embargo, Calleja llegó a estar de acuerdo con el filósofo en un tema crucial: “Estoy de acuerdo con Miguel Ángel en que no hay que quedarse sentado en el sofá (…) Si uno se ha levantado del sillón durante los 4 años anteriores para luchar por los principios fundamentales de la sociedad y tiene un juicio razonable sobre a quién votar no debe dejar que otros le metan escrúpulos, aunque es bueno escuchar sus razones”. El católico debe comprometerse con el deber cívico porque las consecuencias políticas las viven todos los hijos de Dios por igual y debemos buscar el bien común.
El debate es interesantísimo y extenso, pero siendo dos mentes genuinamente brillantes, se puede sacar una excelente conclusión: el católico debe informarse, practicar su deber cívico e inculcar estos valores en su familia. Si tenemos ese cimiento fuerte, ¿qué más podría faltar? La vida en este mundo es pasajera y debemos sembrar acciones que agraden a Dios para cosechar los frutos en la vida eterna. ¿Cómo votarías sabiendo que esto definirá tu futuro en la eternidad?
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Foto: element5-digital/unsplash