¡Feliz día de la independencia!
Tenemos mucho que celebrar este año.
Sí, estamos librando una gran batalla por el alma de nuestro país.
Sí, hay mucho en juego, tal vez más que en cualquier otro momento desde la Guerra Civil. Nos enfrentamos a un gran momento de decisión en noviembre.
En este 4 de julio veo señales de que la marea está cambiando.
A principios de esta semana, les escribí acerca de mi victoria en el mes del “Orgullo”. A continuación, se muestran más victorias asombrosas que hemos visto en el último mes:
Hay más. Pero estos tres momentos clave me dan mucha esperanza para este 4 de julio.
En tiempos difíciles y bajo ataque, los estadounidenses históricamente han estado a la altura del desafío.
Y hoy no es diferente.
Cuanto más fuerte griten nuestros enemigos, más firmemente fijaremos nuestra mirada en el objetivo: una nación, bajo Dios, con libertad y justicia para todos.
Así pues, en la oración, nuestra mejor y más verdadera arma, doy gracias una vez más a Dios por esta gran nación –a pesar de sus evidentes deficiencias– e imploro al cielo que sea preservada.
Para cerrar, aquí hay una oración escrita por nuestro querido amigo el cardenal Raymond Burke que parece perfecta para este momento:
Oh Señor Jesucristo, sólo tú eres el Camino, la Verdad y la Vida…
Concédenos, te rogamos, que en estos tiempos de decisión, todos los que profesan ser católicos y a quienes se les confía el sagrado deber de participar en la vida pública, con la fuerza de tu gracia, sigan inquebrantablemente tu camino y se adhieran fielmente a tu verdad, viviendo en ti con toda su mente y corazón, para tu mayor gloria, la salvación de las almas y el bien de nuestra nación.
Amén.
Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de América, ruega por nosotros.
Santo Tomás Moro, patrono de la libertad religiosa, ruega por nosotros.