San Antonio María Claret, obispo y fundador de la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, nos dejó un legado profundo centrado en el amor y la devoción al Inmaculado Corazón. Aquí una pequeña reflexión.
Este santo incansable, quien dedicó su vida al servicio de los más necesitados y a la propagación del Evangelio, encontró en el Inmaculado Corazón de María un modelo perfecto de caridad y amor incondicional. Su obra y sus enseñanzas nos invitan a todos los católicos a imitar ese mismo corazón, no solo en el ámbito espiritual, sino también en nuestras relaciones cotidianas.
Un hermoso ejemplo de este amor incondicional lo encontramos en las abuelitas. ¿Quién no ha experimentado el cariño inmenso y desinteresado de una abuela? Ellas, con su paciencia, ternura y entrega, personifican ese amor que no pone condiciones ni límites. No importa lo que hagamos o cómo seamos, el amor de una abuela siempre está presente, tal como el Inmaculado Corazón de María nos ama sin reservas. Así como las abuelitas cuidan y protegen a sus nietos con una devoción total, María intercede por nosotros y nos muestra el camino hacia su Hijo.
San Antonio María Claret nos recuerda que este amor no es exclusivo de los santos o de las figuras extraordinarias de la fe, sino que es un llamado para todos los fieles. Cada uno de nosotros está invitado a cultivar un corazón inmaculado, libre de egoísmos y abierto a los demás, imitando el amor de María y el ejemplo de tantas mujeres sencillas, como nuestras abuelitas, que con su vida cotidiana nos enseñan el valor del sacrificio y la entrega.
El Inmaculado Corazón de María es un símbolo de pureza, pero también de compasión y misericordia. Siguiendo los pasos de San Antonio María Claret, estamos llamados a hacer lo mismo, a amar con generosidad y a servir a los demás con un corazón pleno de bondad. Que, así como las abuelas cuidan a sus nietos con amor inquebrantable, nosotros también podamos cuidar de los demás, llevando el mensaje de Cristo a cada rincón de nuestra vida diaria.
Dedicado a mi abuelita “Nine” por su cumpleaños. Que su santo patrono interceda siempre por ella.