El periodista Oliver Wiseman revela, con base en un nuevo libro de Jake Tapper y Alex Thompson, cómo figuras del poder político y mediático construyeron una fachada para esconder el deterioro cognitivo de Joe Biden, en lo que podría convertirse en el mayor escándalo político de nuestro tiempo.
Un reciente reportaje de The Free Press ha destapado uno de los escándalos políticos más graves del siglo XXI: el deliberado encubrimiento del deterioro cognitivo de Joe Biden por parte de altos funcionarios del Partido Demócrata, medios de comunicación tradicionales y asesores de la Casa Blanca. La información se basa en revelaciones contenidas en Original Sin, el próximo libro de Jake Tapper (CNN) y Alex Thompson (Axios), y fue presentada por el periodista Oliver Wiseman.
Según el artículo, desde los primeros años del mandato de Biden, figuras clave dentro del poder político y mediático sabían de su fragilidad cognitiva. Sin embargo, en lugar de atender seriamente las señales, optaron por montar una operación de imagen cuidadosamente planificada, con el fin de mantener a Biden como el rostro visible de la presidencia.
Para el otoño de 2023, tres cuartas partes de los estadounidenses —incluyendo a la mayoría de los votantes demócratas— expresaban preocupación por la edad y salud mental del presidente. En vez de escuchar estas voces, el círculo íntimo de Biden redobló esfuerzos en una farsa cada vez más insostenible. Se organizaron reuniones de gabinete con guiones previos, apariciones públicas ensayadas con ayuda de asesores vinculados a Hollywood, y se limitó drásticamente el acceso del presidente incluso a su propio equipo.
Uno de los datos más inquietantes es que Biden habría sido aislado, al punto de que su gabinete raramente interactuaba directamente con él. Se habla de un reducido grupo de asesores que tomaban las decisiones clave y controlaban todo desde las sombras. Los propios empleados de la Casa Blanca apodaron a este círculo “El Politburó”, en alusión al órgano de poder soviético, caracterizado por su secretismo y centralismo extremo.
Una fuente anónima citada en el libro es tajante: “Cinco personas dirigían el país. Y Joe Biden, con suerte, era un miembro sénior del directorio”.
El motor detrás de esta gigantesca operación de ocultamiento, según Wiseman, fue el temor al regreso de Donald Trump. La posibilidad de una segunda presidencia de Trump paralizó a los demócratas y los llevó a suprimir cualquier voz disidente que propusiera un reemplazo para Biden. Se modificaron reglas internas del partido, se sabotearon las primarias, y se silenciaron advertencias internas. Todo se justificaba, una y otra vez, por el supuesto deber moral de evitar que Trump volviera al poder.
“Trump fue el pretexto constante para eliminar toda objeción”, escribe Wiseman. “Reescribieron reglas, desacreditaron voces y manipularon la narrativa”.
Pero más allá del cálculo político, Wiseman denuncia una falla ética profunda. Mientras algunos líderes demócratas hoy reconocen que la estrategia fue un error electoral, casi ninguno ha mostrado verdadero arrepentimiento por el engaño. Para muchos, dice el periodista, “el problema no fue haber mentido, sino no haber salido impunes de la mentira”.
La situación se vuelve aún más delicada tras el reciente diagnóstico de cáncer de próstata de Biden, un padecimiento en etapa avanzada. Su salida de la vida pública reaviva la pregunta central: ¿Quién ha estado realmente tomando las decisiones más importantes del país? ¿Cuál era su estado de salud real y cuánto se nos ocultó?
Wiseman concluye con una advertencia: “Aunque los demócratas quisieran pasar página, el país necesita una rendición de cuentas. Esta vergonzosa operación de encubrimiento no puede quedar impune”.