Un editorial reciente del especialista en ética católica Charles C. Camosy postula que la elección del nombre papal por parte del Papa León XIV refleja una intención deliberada de enfrentar las consecuencias culturales y morales de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial y la robótica.
Al escribir para Religion News Service, Camosy trazó paralelismos entre el nuevo Papa y León XIII, cuyo papado abordó los trastornos de la Revolución Industrial a través de una aplicación renovada de la enseñanza social católica.
Camosy señaló los comentarios hechos por el Papa León XIV poco después de su elección, en los que describió los cambios tecnológicos actuales como una “revolución copernicana”, que impacta no sólo en la inteligencia artificial y la automatización, sino también en las relaciones humanas.
Según Camosy, la invocación que hace el Papa de León XIII, y específicamente de la Rerum Novarum , la encíclica de 1891 sobre el trabajo y la justicia social, señala que la Iglesia puede volver a asumir un papel activo a la hora de guiar la respuesta cultural al rápido cambio industrial y tecnológico.
En su discurso ante el Colegio Cardenalicio, León XIV afirmó que su objetivo es ofrecer el “tesoro de la enseñanza social (de la Iglesia) en respuesta a otra revolución industrial y a los desarrollos en el campo de la inteligencia artificial que plantean nuevos desafíos para la defensa de la dignidad humana, la justicia y el trabajo”.
Camosy escribió: “Obviamente, la revolución que preocupa actualmente a León XIV es tan masiva como la revolución que preocupaba a León XIII”.
El artículo de opinión detalla cómo las tecnologías modernas ya están impactando la salud mental, la cohesión social y el bienestar espiritual. Desde la interacción digital constante y los comportamientos impulsados por algoritmos hasta la erosión de la contemplación y el silencio, Camosy argumentó que muchos de estos cambios desafían la visión de la Iglesia de una vida plenamente humana basada en la relación, la reflexión y la sacramentalidad.
Camosy planteó una preocupación particular por la mercantilización de la reproducción humana.
“La idea de que los niños tienen derecho a ser acogidos por el amor sexual de su madre y su padre ya ha sido radicalmente alterada en el Occidente consumista y desarrollado, pero las nuevas tecnologías están listas para impulsarnos a un mundo más prometedor”, escribió. “Empresas de Silicon Valley como Orchid han diseñado sus modelos de negocio en torno al cribado de múltiples embriones para permitirnos elegir a los diminutos humanos que deseamos, mientras que los diminutos humanos indeseables son desechados como desechos médicos”.
A pesar de la gravedad de estos desafíos, el artículo concluye con una nota esperanzadora. Camosy sugirió que los primeros mensajes del papa León XIV indican un deseo de liderar una contrarrevolución espiritual y cultural, que reafirma la misión de la Iglesia de defender a la persona humana contra las tendencias deshumanizantes.
“¿Puede la Iglesia ofrecer espacios educativos que preserven el trabajo creativo esencial para el desarrollo humano y, al mismo tiempo, ofrezcan argumentos académicos para una contrarrevolución?”, escribió Camosy. “La respuesta es sí. Ya lo hemos hecho antes, con la ayuda de un papa llamado León. Parece que vamos camino de hacerlo de nuevo”.