El Papa exhorta al CELAM a afrontar la crisis religiosa de América Latina con soluciones fieles a la Escritura, la Tradición y el Magisterio, en un contexto donde el catolicismo pierde terreno frente al avance evangélico y la secularización.
El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM) clausuró este 30 de mayo su 40.ª Asamblea General Ordinaria, celebrada en Río de Janeiro, en el marco de los 70 años de su fundación en 1955. La reunión, que convocó a obispos de toda la región, buscó fortalecer la colegialidad episcopal y renovar el compromiso evangelizador de la Iglesia en un contexto de creciente secularización y pérdida de fieles.
El Papa León XIV, a través de un telegrama enviado al presidente del CELAM, el cardenal Jaime Spengler, alentó a los obispos a discernir los desafíos pastorales «según los criterios de la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio». El Santo Padre recordó que en tiempos de crisis y sufrimiento social, la Iglesia debe apoyarse en la esperanza que brota de Cristo resucitado y salir al encuentro de quienes más necesitan escuchar el mensaje de salvación.
«Me uno a la acción de gracias al Señor por esta efeméride», expresó el Papa, subrayando que el CELAM sigue siendo un «signo de colegialidad» y un «instrumento de servicio» para las conferencias episcopales de América Latina y el Caribe.
El llamado del Papa llega en un momento crítico para el catolicismo en la región. Los datos muestran un claro retroceso de la presencia católica en las últimas décadas. Mientras que en 1955 cerca del 90 % de la población se identificaba como católica, hoy ese porcentaje ha caído a un estimado 58 % en 2025.
El avance de los movimientos evangélicos —que han pasado del 5 % en 1955 al 27 % actual— y el aumento de personas sin religión (hoy un 12 %) evidencian un cambio profundo en el panorama religioso de América Latina y el Caribe.
Este fenómeno refleja no solo un desafío externo, sino también la necesidad de una autocrítica eclesial. La renovación pastoral y la fidelidad al depósito de la fe, como ha señalado el Papa, son claves para revitalizar la misión de la Iglesia en una sociedad que experimenta un proceso acelerado de secularización.
Durante la Asamblea, los obispos abordaron cuestiones centrales como la sinodalidad, la pastoral juvenil, la ecología integral y la promoción de la justicia y la paz. Estas prioridades se enmarcan en el esfuerzo por discernir los «signos de los tiempos» y responder con autenticidad cristiana a los desafíos contemporáneos.
El Santo Padre advirtió que las soluciones a estos desafíos deben fundarse en los principios perennes de la fe católica: la Sagrada Escritura, la Tradición viva de la Iglesia y el Magisterio auténtico. Solo así será posible evitar las desviaciones doctrinales que en el pasado han debilitado la acción evangelizadora de la Iglesia en algunos sectores de la región.
«Tenemos urgente necesidad de recordar que es el Resucitado quien protege y guía a la Iglesia», subrayó el Papa en su mensaje, instando a los obispos a reavivar la esperanza y a fortalecer la misión evangelizadora. Asimismo, pidió oraciones para su ministerio petrino y encomendó los trabajos del CELAM a la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de América.
El desafío es claro: la Iglesia en América Latina debe recuperar su vitalidad evangelizadora, fortaleciendo su identidad católica y volviendo a proponer con claridad el Evangelio en una cultura que, cada vez más, se aleja de sus raíces cristianas.