DESDE ROMA | En la sesión inaugural del Sínodo sobre la sinodalidad, el Papa Francisco recordó a los periodistas que el sínodo es un “evento de escucha” y les pidió que eviten crear el tipo de presión ideológica que, según él, afectó el trabajo de los anteriores sínodos.
Pidió que los periodistas eviten sesgos y ayuden a la gente a comprender la verdadera naturaleza del evento.
“El Sínodo no es un parlamento, es otra cosa; El Sínodo no es una reunión de amigos para resolver algunos temas de actualidad o dar opiniones, es otra cosa. No olvidemos, hermanos y hermanas, que el protagonista del Sínodo no somos nosotros: es el Espíritu Santo”, insistió el Pontífice.
Les pido a los periodistas que por favor hagan entender esto a la gente, que sepan que la prioridad es escuchar. Cuando hubo el Sínodo sobre la familia, había una opinión pública, formada por nuestra mundanidad, de que era dar la comunión a los divorciados: y entonces entramos al Sínodo (con ese sesgo). Cuando se hizo el Sínodo para la Amazonía, Había opinión pública, presión, si era para hacer el viri probati (ordenación de hombres casados):) entramos (al sínodo) con esta presión.
“Por eso os pido, comunicadores, que desempeñéis bien y correctamente vuestro papel, para que la Iglesia y las personas de buena voluntad -los demás dirán lo que quieran- entiendan que también la Iglesia tiene la prioridad de escuchar”, afirmó. dicho. “Transmitir esto: es muy importante”.
El Papa también dijo que “si hay el Espíritu (Santo) entre nosotros para guiarnos, será un hermoso Sínodo. Si entre nosotros hay otras maneras de avanzar por intereses humanos, personales, ideológicos, no será un Sínodo, será una reunión más parlamentaria, que es otra cosa”.
“El Espíritu Santo”, continuó, “es el compositor armonioso de la historia de la salvación. Armonía –tengamos cuidado- no significa “síntesis”, sino “vínculo de comunión entre partes disímiles”. Si en este Sínodo terminamos con una declaración de que todos somos iguales… sin matices, el Espíritu no está ahí, ha quedado afuera. Él crea esa armonía que no es síntesis, es vínculo de comunión entre partes disímiles”.
Según el Papa, “la Liturgia, la antigua tradición, nos habla de la ‘tristeza’ del Espíritu Santo, y una de las cosas que más entristece al Espíritu Santo son las palabras vacías. Palabras vacías, palabras mundanas y, un poco hasta cierto hábito humano pero no bueno, charlatanería. La charla es anti-Espíritu Santo, va contra [Él]. Es una enfermedad muy frecuente entre nosotros”.
Sobre esta “enfermedad”, el Papa Francisco advirtió que “si no dejamos que Él nos sane, un camino sinodal difícilmente será bueno”.
“Al menos aquí: si no estás de acuerdo con lo que dice ese obispo o esa monja o ese laico de allá, díselo en la cara. Por eso es un Sínodo. A decir verdad, no para charlar debajo de la mesa”, dijo.
A los periodistas, que “hacen un muy buen trabajo”, Francisco les propuso adquirir
un ascetismo –perdón si hablo así a los periodistas–, un cierto ayuno de la palabra pública para salvaguardar esto. Y lo que se publique debe ser en este clima. Algunos dirán –lo están diciendo– que los obispos tienen miedo y que por eso no quieren que los periodistas lo digan. No, el trabajo de los periodistas es muy importante. Pero debemos ayudarlos a decir esto, este ir en el Espíritu. Y más que la prioridad de hablar, está la prioridad de escuchar.
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Foto: barbara-provenzano/unsplash