Más que una devoción antigua, el Rosario emerge hoy como una fuente de salud espiritual y psicológica. Estudios recientes confirman que esta oración mariana no solo fortalece la fe, sino que también ayuda a enfrentar la ansiedad, el duelo y las crisis personales, demostrando su vigencia incluso entre intelectuales y figuras públicas.
Por: Horacio Giusto
En un estudio de Journal of Religion and Health titulado “Is the Rosary Still Relevant? Exploring its Impact on Mental Health and Well-Being: A Multinational Study”, se expuso el impacto significativo que tiene el rezo del Santo Rosario en la salud mental. “El estudio de los beneficios asociados a la meditación y la oración ha proporcionado una cantidad considerable de evidencia empírica que revela su influencia positiva en la salud, la capacidad de afrontamiento, la resiliencia y el florecimiento”, se lee en un resumen de la investigación en el sitio de Springer Nature.
Ciertamente se trata de investigadores de Italia, Polonia y España que estudiaron a 361 católicos practicantes para conocer cómo el rezar el Rosario afectaba su bienestar mental y espiritual.
Aunque quizá no goce del mismo reconocimiento que muchos métodos contemporáneos de meditación propio de la New Age, el Santo Rosario ha sido, a lo largo de los siglos, un refugio espiritual y una fuente de consuelo profundo para generaciones de católicos. Esta oración contemplativa, centrada en los misterios de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, así como en la persona de la Virgen María, hunde sus raíces en la mal llamada Edad Media. Según la tradición, fue la propia Madre de Dios quien entregó esta devoción a Santo Domingo de Guzmán en el siglo XIII, como arma espiritual contra la herejía y como medio de gracia para los fieles.
Pese a su rica historia y relevancia en la espiritualidad católica, el Rosario ha recibido escasa atención dentro del ámbito académico moderno. Sin embargo, estudios recientes sugieren que su práctica posee beneficios comparables a los de otras formas reconocidas de oración y meditación. De acuerdo con uno de estos estudios, citado en marras, se hallaron correlaciones positivas moderadas entre la recitación del Rosario y diversos indicadores de bienestar psíquico y espiritual. Entre estos efectos se destacan la disminución de los síntomas depresivos, el fortalecimiento de la empatía y una reducción significativa de los conflictos relacionados con la vivencia religiosa.
Además, el análisis cualitativo de las respuestas abiertas ofrecidas por los participantes reveló que muchos perciben el Rosario como una oración con un efecto protector, capaz de brindar serenidad interior y servir como estrategia de afrontamiento emocional en momentos de tribulación. “Rezar el Rosario me salvó la vida”, confesó una mujer que participó en el estudio. “Tras la muerte de mi esposo, el dolor era insoportable y el vacío abrumador. Cada día me aferraba al Rosario, y fue esa oración la que me sostuvo en los momentos más oscuros. No sé cómo habría sobrevivido sin él”.
El estudio también desafía ciertos prejuicios sociales comunes, al mostrar que una proporción considerable de quienes practican esta devoción de forma constante —el 62,2 %— poseen estudios universitarios o de posgrado. Este dato pone en tela de juicio la visión simplista que asocia la religiosidad popular con la falta de formación intelectual.
En cuanto a los frutos espirituales experimentados, un 26,3 % de los encuestados expresó que el Rosario les transmite serenidad, confianza interior y paz espiritual. Un 10,2 % aseguró que esta oración les ayudó a enfrentar situaciones adversas, mientras que un 8,6 % la percibe como una defensa frente a influencias negativas o malignas.
En los últimos años, devociones tradicionales como el Rosario han comenzado a resurgir incluso en ambientes seculares o inesperados. Influencers y figuras públicas del ámbito cultural, que en otro tiempo se mantenían al margen de la religión organizada, han empezado a manifestar abiertamente su aprecio por esta práctica espiritual. En abril de 2024, el conocido comunicador británico Russell Brand compartió con sus millones de seguidores un video en el que se lo ve rezando el Rosario como parte de su rutina diaria de meditación, desdibujando así las fronteras entre lo sagrado y lo popular.
La oración del Rosario ha sido también un consuelo invaluable para quienes atraviesan crisis de fe o situaciones límite. En noviembre de 2024, Tammy Peterson —esposa del reconocido psicólogo canadiense Jordan Peterson— dio testimonio público de cómo el rezo diario del Rosario transformó radicalmente su vida espiritual. Durante su batalla contra el cáncer, Tammy recurrió a esta devoción mariana como fuente de fortaleza, y más tarde atribuyó su recuperación, al menos en parte, al poder de esta oración. Así como en la historia de Tammy, innumerables católicos de distintas épocas y culturas han encontrado en el Rosario no solo una oración, sino un canal de gracia. Lejos de ser una práctica anacrónica o meramente repetitiva, el Rosario es una oración cristocéntrica que hace a la vida contemplativa.