La Santa Sede podría convertirse en el epicentro de una histórica reconciliación. En medio de la guerra entre Rusia y Ucrania, el Papa Leo XIV —primer pontífice estadounidense— expresa su deseo de mediar por la paz. Donald Trump respalda la iniciativa y líderes mundiales como Zelensky y Meloni ya han comenzado conversaciones. El Vaticano vuelve a asumir su papel ancestral: ser faro moral en tiempos de oscuridad.
Por: Horacio Giusto
En un gesto que resalta el compromiso de la Santa Sede con la paz mundial, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció que el Vaticano, representado por el Papa Leo XIV, ha expresado un “gran interés” en albergar negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania; se texto expuso: “The Vatican, as represented by the Pope, has stated that it would be very interested in hosting the negotiations”. Este anuncio fue realizado por Trump a través de su red social Truth Social, destacando la disposición del Pontífice para facilitar un diálogo que conduzca a un alto el fuego y al fin del conflicto.
La iniciativa surge tras una serie de encuentros diplomáticos en Roma, donde Trump y el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, mantuvieron una reunión privada en la Basílica de San Pedro durante los funerales del Papa Francisco. Zelensky calificó el encuentro como “muy simbólico” y expresó su esperanza de que pueda convertirse en un momento histórico si se logran resultados conjuntos.
Aunque el Vaticano no ha emitido una confirmación oficial sobre su papel como anfitrión de las negociaciones, líderes europeos y estadounidenses han mostrado su apoyo a la propuesta; todo ello en eco a las palabras de Trump. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, afirmó que se están realizando esfuerzos para iniciar negociaciones que conduzcan a un alto el fuego y una paz duradera, y confirmó que líderes clave, incluidos Zelensky, Emmanuel Macron y Friedrich Merz, han discutido la iniciativa con Trump.
El Papa Leo XIV, el primer pontífice estadounidense, ha manifestado en su primer mensaje dominical su compromiso con la promoción del diálogo y la paz a nivel global, mencionando específicamente los conflictos en Ucrania, Gaza y Pakistán. Este desarrollo subraya el papel histórico del Vaticano como mediador en conflictos internacionales y su dedicación a la búsqueda de soluciones pacíficas en tiempos de crisis.
Vale recordar que el papel del Vaticano como mediador responde a su vocación de ser custodio de ese bien común universal. La iniciativa de paz no busca un interés político ni nacional, sino el fin de un conflicto que ha sembrado muerte, desplazamiento y desorden moral. Santo Tomás sostiene que la paz verdadera no es simplemente ausencia de guerra, sino “la tranquilidad del orden” (tranquillitas ordinis, cf. Suma Teológica, II-II, q. 29). Esta paz sólo es posible cuando se respeta la justicia, que ordena a cada uno a dar lo que le es debido. Así, un proceso de paz digno debe buscar no sólo detener el fuego, sino restaurar el orden de justicia violado. La Iglesia, como madre y maestra, está llamada a ayudar a las naciones a discernir ese orden con caridad y verdad, evitando soluciones que ignoren la dignidad de las víctimas o los derechos de las naciones. Todos los pueblos pueden reconocer ciertos principios morales porque están inscritos en la ley natural, accesible a la razón humana; entre ellos se encuentra el principio de que la guerra sólo puede justificarse si es en defensa justa y proporcionada. El Vaticano, al ofrecerse como sede de paz, reafirma esa ley natural común, recordando que ni el poder militar ni el cálculo político pueden suplantar la razón moral. Su presencia como mediador implica una llamada a reconocer lo que es conforme a la dignidad del hombre y su desarrollo ordenado al bien común. Por ello debemos reconocer que la autoridad espiritual del Papa no es coercitiva en sí, pero sí es fuente de unidad moral y orden espiritual para el mundo. Al actuar como puente entre naciones enfrentadas, el Papa cumple esta misión, buscando la reconciliación como vicario de Cristo.