Los casos de esquizofrenia asociados con el trastorno por consumo de cannabis casi se han triplicado desde que Canadá legalizó la marihuana, según un nuevo estudio.
El estudio, publicado el 4 de febrero, encontró que el porcentaje de casos de esquizofrenia relacionados con el trastorno por consumo de cannabis (CUD) en Ontario aumentó del 4% antes de la legalización al 10% después.
El estudio incluyó a residentes de Ontario de entre 14 y 65 años de edad que habían recibido atención médica por TCC antes de su diagnóstico de esquizofrenia.
El TCD se define “como una persona que es incapaz de dejar de consumir cannabis a pesar de que le causa graves problemas sociales y de salud”, según el periódico canadiense Ottawa Citizen.
El estudio analizó datos basados en tres períodos de políticas entre 2006 y 2022: antes de la legalización, después de la expansión médica y después de la legalización no médica.
El cannabis medicinal es legal en Canadá desde 2001 para personas con enfermedades crónicas.
En 2014, la elegibilidad se amplió a cualquier persona con una autorización médica que indique que se beneficiaría con fines terapéuticos. El cannabis recreativo se legalizó en 2018.
El coautor del estudio, el Dr. Daniel Myran, dijo en una declaración : “Creo que lo preocupante es que el consumo diario de cannabis ha aumentado mucho en los últimos 15 años y, al mismo tiempo, la potencia del cannabis ha aumentado rápidamente. Ambos son lo que la literatura previa dice que son los principales factores de riesgo para la psicosis y la esquizofrenia”.
“La triplicación de los casos de esquizofrenia asociados a un trastorno por consumo de cannabis en los últimos 17 años y el aumento de los casos de psicosis subrayan la urgente necesidad de estrategias de prevención específicas, en particular para las poblaciones más jóvenes, que parecen correr el mayor riesgo”, añadió.
Otro estudio reciente en Ontario encontró que las personas hospitalizadas por TCC enfrentaban un riesgo de muerte significativamente mayor que la población general.
Los autores del estudio reconocieron varias limitaciones, incluida la falta de acceso a información detallada, como el tipo o la frecuencia del consumo de cannabis.
Aun así, los autores escribieron: “Aunque el trastorno por consumo de cannabis puede no ser directamente responsable, nuestros hallazgos resaltan un segmento creciente de la población que tiene un riesgo elevado de muerte y puede beneficiarse de medidas preventivas”.