Un estudio reciente publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA) muestra que el uso de tabletas daña la regulación emocional de los niños pequeños.
La tentación de utilizar las tabletas como una especie de chupete digital es abrumadora. ¿Por qué intentar negociar un buen comportamiento en el consultorio del médico, soportar gritos en los restaurantes o intentar evitar que los niños laman los apoyabrazos del coche en el transporte público? Es mucho más fácil darle al niño una tableta.
Sin embargo, el estudio de JAMA mostró que los niños de 3,5 y 4,5 años que usaban tabletas eran más propensos a la ira y la frustración un año después.
“Estos resultados sugieren que el uso de tabletas en la primera infancia puede contribuir a un ciclo perjudicial para la regulación emocional”, concluye el estudio.
Para muchos, esta conclusión no es sorprendente.
Los “bebés iPad”, como se les ha dado en llamar, no son un fenómeno nuevo, ni este último informe de JAMA es el primero de su tipo.
En 2019, la Organización Mundial de la Salud informó que el tiempo sedentario frente a una pantalla está teniendo un impacto negativo en el sueño de los niños y, por lo tanto, en su salud. El tiempo sedentario es necesario en el desarrollo temprano, pero la lectura, los rompecabezas u otras actividades tranquilas fomentan el desarrollo infantil en lugar de obstaculizarlo.
Otro estudio de JAMA publicado en 2023 y en el que participaron más de 7000 parejas de madres e hijos descubrió que los niños sufrían retrasos en la comunicación cuando se los exponía a una pantalla antes de cumplir 1 año. El Centro Hanen informó: “Por cada hora adicional de vídeos que los bebés de ocho a 16 meses veían en un día, decían una media de seis a ocho palabras menos”.
JAMA también informó de un efecto negativo en la resolución de problemas en los niños que utilizan pantallas a una edad temprana. Este informe sobre la comunicación deficiente y la resolución de problemas, además del informe más reciente sobre la regulación emocional, revela el gran perjuicio que la sociedad está haciendo a los niños que usan iPads.
Las pantallas, está claro, son un chupete envenenado.