En artículo publicado ayer en The Federalist, Margot Cleveland llamó la atención sobre los más de 500 contratos o subvenciones relacionados con la “desinformación” que el gobierno ha firmado u otorgado desde 2020. Según Cleveland, nuestros impuestos están financiando el desarrollo de inteligencia artificial y tecnología de aprendizaje automático que permitirá que el gobierno detecte discursos “problemáticos” y que detecte a quienes participen de esas conversaciones.
The Federalist publicó una columna de Margot Cleveland en la que se señala que “nuestro gobierno se dispone a vigilar cada palabra que los estadounidenses digan en Internet: el discurso de periodistas, políticos, organizaciones religiosas, grupos de defensa e incluso ciudadanos particulares. Si esas conversaciones entran en conflicto con el punto de vista del gobierno sobre lo que es mejor para nuestro país y sus ciudadanos, ese discurso será silenciado”.
“Aunque los “Archivos de Twitter” ofrecen una visión de los esfuerzos del gobierno por censurar puntos de vista desfavorecidos”, señala la columna, “lo que hemos visto no es nada comparado con lo que se planea, como ponen al descubierto los detalles de cientos de adjudicaciones federales. Una investigación de The Federalist revela que nuestros impuestos están financiando el desarrollo de inteligencia artificial (IA) y tecnología de aprendizaje automático (ML) que permitirá al gobierno descubrir fácilmente discursos “problemáticos” y rastrear a los estadounidenses que lean o participen en esas conversaciones”.
“Después, en colaboración con las grandes tecnológicas, las grandes empresas y los medios de comunicación, el gobierno se asegurará de que el discurso sea censurado, bajo el pretexto de combatir la “desinformación”, señala la autora.
El artículo da cuenta de que “el gobierno federal ha otorgado más de 500 contratos o subvenciones relacionados con la “desinformación” o “desinformación” desde 2020. Un área predominante de investigación impulsada por el Departamento de Defensa implica el uso de tecnología de IA y ML para monitorear o escuchar las “conversaciones” de Internet””.
“El Departamento de Defensa y otras agencias federales, que en un principio se utilizaban como herramienta de marketing para que las empresas rastrearan los debates sobre sus marcas y productos y siguieran la pista a sus competidores, pagan ahora a empresas de relaciones públicas y comunicación con ánimo de lucro para que conviertan su tecnología en herramientas que permitan al gobierno vigilar las conversaciones en Internet”, continúa la nota.
La publicación añade que “las áreas de Internet que vigilan las empresas difieren en cierta medida, y cada empresa ofrece su propia tecnología patentada de IA y ML, pero el enfoque y los objetivos subyacentes siguen siendo idénticos: la tecnología en desarrollo “minará” grandes porciones de Internet e identificará conversaciones consideradas indicativas de una narrativa nociva emergente, para permitir al gobierno rastrear esas “amenazas” y adoptar contramedidas antes de que los mensajes se hagan virales”.
Luego, Cleveland resalta el hecho de que “con la IA y el ML identificando en tiempo real los orígenes de supuestas operaciones de influencia y cómo se propagan los mensajes, el gobierno tendrá la capacidad de adelantarse a la amplificación del discurso, aplastando incluso la información veraz antes de que la población en general tenga la oportunidad de conocer las noticias. Para apreciar plenamente el peligro que esto supone para la libertad de expresión es necesario que los estadounidenses consideren el uso de esa tecnología con estos siete detalles adicionales”.
“Aunque para demostrar de forma convincente esta realidad se requiere una exposición más profunda -próximamente- sobre la conexión de la Gran Competencia de Poderes con el enfoque del gobierno en la desinformación”, anota la autora, “la desinformación y la mala información, la semana pasada el senador Mark Kelly, demócrata de Arizona, mostró el pensamiento actual que inspira a nuestros líderes. Durante una conferencia telefónica con la Corporación Federal de Depósitos y Seguros sobre el rescate del Banco de Silicon Valley, Kelly preguntó si había “una manera de censurar la información en las redes sociales para evitar una corrida contra los bancos””.
“La pregunta de Kelly estaba “formulada” “con la preocupación de que lo hicieran actores extranjeros”, dijo a Público el representante Thomas Massie, pero, según Massie, Kelly “no sugirió que la censura se limitara a los extranjeros o a cosas que no fueran ciertas””, continúa la publicación.
Puede leer el artículo completo en inglés aquí.
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Foto: christin hume / unsplash