Bautisterio de la antigua catedral paleocristiana de Vence
El 31 de julio de 2025 se presentaron oficialmente a la prensa los resultados de unas excavaciones arqueológicas en Vence (Francia) que han sacado a la luz los restos de una catedral paleocristiana, hallazgo calificado de «excepcional» por los especialistas. Este descubrimiento, que pone de manifiesto la huella indeleble de la fe en la historia europea, no impedirá, sin embargo, que el espacio sea transformado en un centro comercial, quedando sus vestigios visibles únicamente bajo una placa de cristal, entre el ir y venir de automóviles y consumidores.
Todo comenzó con las obras de rehabilitación del mercado de Vence, cuyo desarrollo condujo en marzo de 2025 a un hallazgo que la FSSPX. Actualidad ya había reportado. Las excavaciones, dirigidas por Fabien Blanc-Garidel y supervisadas por Franck Sumera, han revelado un complejo de unos treinta metros de extensión que refleja la evolución arquitectónica y religiosa entre los siglos V y XI, hasta el abandono y destrucción del templo.
Entre los elementos más valiosos se encuentra un baptisterio exterior con su pila original intacta, un testimonio único para comprender la liturgia bautismal de la Antigüedad tardía, cuando la Iglesia administraba el sacramento principalmente a adultos, por inmersión parcial. También han aparecido sepulturas de obispos y canónigos, silenciosos testigos de una época en la que el clero era el corazón visible de la vida cristiana y la columna vertebral de las primeras comunidades.
Estos restos no son simples piedras sino que hablan de una época en la que la Iglesia, en plena expansión entre la Italia romana y la Galia, alzaba templos no solo de materia rocosa, sino de fe, formando un tejido social y cultural que aún sostiene la identidad de Europa.
Sin embargo, el proyecto de rehabilitación no contempla la reconstrucción ni la restauración litúrgica del lugar. El baptisterio quedará expuesto bajo cristal, y los cimientos del ábside quizá bajo un suelo transparente, como piezas de museo en medio de un espacio dominado por el comercio. Así, donde en otro tiempo resonaron himnos y plegarias, hoy predominará el ruido de motores y el eco de transacciones.
Estos descubrimientos son vestigios sagrados integrados en el paisaje urbano sin devolverles su dignidad de lugares de culto, convertidos en curiosidades arqueológicas para visitantes apresurados, mientras el corazón religioso que les dio sentido queda relegado al olvido. Un recordatorio, tanto para Francia como para toda la cristiandad, de que el patrimonio más amenazado no es la piedra antigua, sino la fe viva que un día la inspiró.