Una organización líder sin fines de lucro dedicada a ayudar a tratar los trastornos alimentarios condena los diagnósticos recientes de anorexia nerviosa como “terminales” y advierte que el término podría usarse para justificar el ofrecimiento de Ayuda Médica para Morir (MAID), o suicidio asistido a los pacientes que lo padecen.
En respuesta a la disputa sobre la clasificación, la Asociación Nacional de Anorexia Nerviosa y Trastornos Asociados (ANAD) emitió “un llamado urgente a la acción para detener la pérdida de vidas debido a los trastornos alimentarios”.
“La ANAD teme que esta etiqueta pueda usarse como justificación para que los proveedores ofrezcan ayuda médica para morir y pasen por alto el hecho de que la recuperación sigue siendo posible incluso después de décadas de enfermedades crónicas”, afirmó la organización sin fines de lucro.
Según Hospice News, el debate sobre los criterios para la “anorexia terminal” ha estado en curso.
Citando un artículo de investigación de Psychiatric Times, la declaración de la ANAD señala que los médicos a menudo adoptan enfoques de tratamiento inflexibles e incluso pueden negarse a tratar a pacientes que no pueden alcanzar los objetivos de peso objetivo o que continúan luchando con comportamientos relacionados con el trastorno.
Permitir que los pacientes progresen a su propio ritmo, en lugar de abrir la puerta al suicidio asistido, es “[e]l enfoque más humano”, afirmó la organización.
El artículo de investigación explica además que los pacientes que sufren de anorexia a menudo experimentan “distorsiones cognitivas”, o creencias que no se basan en hechos, con respecto a su imagen corporal y altos niveles de ambivalencia hacia el tratamiento. Ejemplos de distorsiones cognitivas incluyen la generalización excesiva y sacar conclusiones precipitadas, según un artículo de PsychCentral.
“El nivel delirante de distorsiones cognitivas con respecto a la comida y la imagen corporal es la lente irracional a través de la cual se filtra la decisión de rechazar el tratamiento y buscar MAID”, afirma el artículo:
En consecuencia, el médico que asume que el paciente tiene la capacidad de dar su consentimiento para el suicidio asistido (en lugar de buscar tratamiento adicional) no está aliviando el sufrimiento del paciente, sino que en realidad está fomentando y coludiendo con la enfermedad misma.
Para aquellos con trastornos alimentarios, continuó ANAD, “ser etiquetados con una enfermedad terminal tiene el potencial de convertirse en una profecía autocumplida”.
Además de pedir “mayor flexibilidad y oportunidades de tratamiento” y “autonomía del paciente en el establecimiento de objetivos”, la organización sin fines de lucro concluyó que los proveedores deben seguir “creyendo en la posibilidad de una recuperación futura, incluso cuando sus pacientes no puedan hacerlo”.
“Debemos seguir comprometidos a mantener la esperanza y ayudar a las personas a encontrar una vida que valga la pena”, afirmó la organización.