El Huracán Helene ha dejado una devastación sin precedentes a su paso por varias comunidades vulnerables. Mientras las personas afectadas luchan por sobrevivir entre escombros, sin electricidad, agua o acceso a alimentos, la respuesta del gobierno federal encabezado por Joe Biden y Kamala Harris ha sido tan desastrosa como predecible.
En lugar de brindar un alivio inmediato y tangible a los damnificados, la administración ha ofrecido la absurda cantidad de 750 dólares como “asistencia” para aquellos que puedan solicitarla en línea. Un gesto que refleja la total desconexión entre el gobierno y la realidad en el terreno.
La ironía es brutal: los sobrevivientes del huracán se encuentran sin acceso a los servicios más básicos, como electricidad y agua potable, mientras el gobierno exige que utilicen internet —algo claramente inaccesible en este momento— para llenar una solicitud burocrática. En un momento en que las necesidades son urgentes y la supervivencia depende de ayuda rápida, se les pide a las familias que pasen por un proceso digital completamente inviable en su situación actual.
El colapso en la gestión del huracán Helene es solo el último ejemplo del fracaso sistemático de la administración Biden-Harris. En lugar de concentrarse en brindar soluciones efectivas a corto y largo plazo, parecen más preocupados por los trámites administrativos y por mantener una fachada de gestión, cuando en realidad no logran llegar a las personas que más lo necesitan.
Este desastre es revelador de un patrón que hemos visto durante los últimos tres años: una total falta de previsión y respuesta a emergencias, junto con una ineficaz asignación de recursos. En lugar de enviar suministros inmediatos, como agua, alimentos o generadores, el gobierno ha optado por ofrecer una ayuda financiera insultantemente insuficiente que ni siquiera pueden recibir debido a la falta de acceso a internet.
Eso sí, la Iglesia Católica siempre es la primera en brindar ayuda y los religiosos son los primeros en ir a pie a entregarla a las personas afectadas.
El enfoque de la administración Biden-Harris parece ser más una cuestión de cubrir apariencias que de resolver problemas reales. Obligar a las personas a pasar por un proceso en línea en medio de una emergencia demuestra una falta de empatía y liderazgo. ¿Cómo esperan que alguien sin electricidad y sin internet solicite esta ayuda? Es ridículo y pone en evidencia la incompetencia de un gobierno que parece ser incapaz de aprender de sus propios errores.
Este no es el primer desastre natural en el que el gobierno ha fallado en responder de manera adecuada. Los huracanes anteriores y la crisis en la frontera sur son claros ejemplos de que la administración no tiene una estrategia efectiva para enfrentar situaciones de emergencia. A pesar de los recursos masivos disponibles, el gobierno federal continúa dejando a los ciudadanos a su suerte.
Una usuaria en TikTok escribió “Carolina del Norte es un caos total. Los americanos están atascados en las montañas de Carolina del Norte y Kamala sigue sin activar a la fuerza militar aérea, que podría sacar a las personas y ayudando gente en cuestión de horas. Es horrible”.
La administración Biden-Harris debe ser responsable de su manejo ineficiente de esta crisis. Ya es hora de que el liderazgo demuestre estar a la altura de los desafíos, en lugar de esconderse detrás de trámites burocráticos que no resuelven nada. ¿De qué sirve ofrecer 750 dólares si la mayoría de las personas no pueden ni siquiera llenar una solicitud para recibirlo? Además, esta cantidad es risible considerando la magnitud de las pérdidas que muchas familias han sufrido, incluyendo la destrucción de sus hogares, pertenencias y medios de subsistencia.
El Huracán Helene no solo ha dejado un rastro de devastación física; también ha dejado al descubierto el fracaso total de la administración Biden-Harris en la gestión de crisis. Mientras miles de familias luchan por sobrevivir sin lo más básico, el gobierno sigue exigiendo procesos imposibles, como llenar formularios en línea cuando ni siquiera hay electricidad. Esta falta de liderazgo es inaceptable y deja a los estadounidenses preguntándose: ¿cuántas más tragedias se necesitarán para que este gobierno finalmente haga su trabajo?
Los ciudadanos merecen un gobierno que responda a las necesidades inmediatas, no uno que complique aún más las cosas en medio de una tragedia.