A raíz del reciente ataque incendiario a la residencia del gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, el senador republicano Dave McCormick, republicano por Pensilvania, calificó el incidente no solo como un crimen sino como un ataque a la democracia misma.
McCormick compartió en un artículo para The Free Press que había hablado con Shapiro pocas horas antes del ataque del 13 de abril. Al finalizar la llamada, Shapiro le contó que se preparaba para celebrar un Séder de Pésaj para 80 personas. A la mañana siguiente, un pirómano incendió la residencia oficial donde dormían Shapiro y su familia.
El presunto autor, Cody Balmer, ha sido acusado de intento de asesinato, terrorismo y otros delitos graves, según informó previamente CatholicVote. Según las autoridades, Balmer confesó albergar un profundo odio hacia el gobernador y admitió que lo habría atacado con un martillo de haber tenido la oportunidad.
McCormick expresó su alarma no sólo por el incidente en sí, sino por lo que ve como un patrón más amplio de retórica política que se convierte en violencia.
“Las imágenes de los daños a la residencia son horrorosas”, escribió el senador. “Aún más aterradora es la tendencia de la que forma parte este ataque. Y si no se controla, esta tendencia —de usar la violencia política para resolver nuestras diferencias— tiene el potencial de destruir nuestra república”.
Citó ejemplos pasados de violencia e intimidación política de todo el espectro ideológico, incluido el intento de asesinato del presidente Donald Trump, amenazas contra legisladores y empresarios, ataques a estudiantes judíos y el asesinato del ejecutivo de UnitedHealthcare, Brian Thompson.
McCormick instó a los estadounidenses a no excusar la violencia de “su lado” del partido.
“Estoy seguro de que habrá quienes pasen por alto la demonización cuando es su ‘bando’ el que la lleva a cabo”, dijo. “Pero lo cierto es que ningún bando tiene el monopolio de la violencia ni de la retórica que puede incitarla. Los partidarios pueden ignorar mis ejemplos de izquierda o derecha en favor de los suyos. Pero el patrón está justo delante de nosotros”.
McCormick dijo que hablar era especialmente importante porque el objetivo de la violencia es alguien con quien a menudo no está de acuerdo.
“Debemos denunciar la retórica radical y la violencia política que todos hemos presenciado a lo largo de esta década”, dijo. “Lo hago ahora, específicamente en este momento, cuando la violencia se dirige contra mi gobernador, no a pesar de que él y yo discrepamos en muchas cosas, sino porque discrepamos”.
El senador concluyó instando a los líderes políticos a rechazar la retórica divisiva y a ser un ejemplo de civilidad en la vida pública. Añadió que los líderes deberían recordar a los estadounidenses sus valores e historia compartidos.
“Al luchar por nuestras visiones del futuro”, dijo McCormick, “debemos hacerlo sin demonizar a nuestros oponentes, evitando el lenguaje venenoso que pinta como malvados a aquellos con quienes no estamos de acuerdo y condenando sin ambigüedades la violencia como medio para resolver nuestras diferencias”.