El nuevo director del FBI denuncia la explosión del crimen violento, el abandono de las víctimas y la necesidad de devolver la credibilidad a las instituciones.
El pasado 23 de marzo, Kash Patel ofreció su primera entrevista como director del FBI en el programa de Trey Gowdy en Fox News, y lo hizo con un mensaje claro: el Buró debe dejar de estar al servicio de una agenda política y volver a servir al pueblo estadounidense. A lo largo de la conversación, Patel describió con crudeza el panorama de inseguridad que azota al país y las medidas urgentes que se están tomando bajo la nueva administración del presidente Donald Trump.
Patel no se guardó cifras ni verdades incómodas. Aseguró que Estados Unidos atraviesa una verdadera crisis de seguridad nacional que ha sido normalizada por la clase política y los medios. “Cada siete minutos, un ciudadano estadounidense muere por sobredosis. Cada seis minutos y medio, una mujer o un niño es violado. Dos veces por hora, alguien es asesinado”, advirtió. “Ese nivel de crimen violento está fuera de control. Y eso es una crisis de seguridad nacional”.
Para los fieles católicos, estas cifras no pueden pasar desapercibidas. Revelan un deterioro moral y social que afecta especialmente a los más vulnerables: niños, mujeres y familias. La Iglesia, que ha sido defensora constante de la dignidad humana, no puede permanecer indiferente ante una cultura que tolera la muerte de inocentes por drogas o la trata de personas como si fueran datos estadísticos más.
Desde su llegada al cargo, Patel ha insistido en que el FBI debe dejar de estar al servicio de intereses ideológicos. “Quise mantenerme en silencio durante el primer mes para concentrarme exclusivamente en restaurar la confianza en las fuerzas del orden”, explicó. “Tenemos que sacar la politización del FBI y recordar que reportamos al Departamento de Justicia, no a los medios, ni a partidos políticos”.
El nombramiento de Pam Bondi como Fiscal General y Todd Blanche como vicefiscal, junto con el liderazgo del presidente Trump, forman parte de esta reestructuración. “Estamos estableciendo un nuevo fundamento para el FBI, uno que sirva realmente al pueblo estadounidense”, afirmó.
Uno de los cambios estratégicos más importantes es el traslado de agentes desde Washington D.C. hacia las regiones más golpeadas por el crimen. “Tenemos 11,000 empleados del FBI en un radio de 50 millas alrededor de Washington. Pero el crimen violento no ocurre allí en su mayoría. Necesitamos enviar nuestros recursos a donde realmente se los necesita”, explicó Patel.
La decisión busca revertir años de centralismo burocrático y reforzar el combate al narcotráfico, la trata de personas, los homicidios y otros delitos que afectan principalmente a comunidades en el interior del país, muchas de ellas olvidadas por los grandes centros de poder.
Patel también abordó las críticas personales y ataques mediáticos que ha enfrentado, tanto durante su paso por el Congreso como en su designación actual. “Me han difamado más que a cualquier otro servidor público, pero no me importa. Mientras reciba los ataques yo, y no los hombres y mujeres del FBI, estaré ganando cada día”, afirmó.
Como exfiscal federal, exdefensor público y figura clave en la exposición del escándalo de “Russiagate” desde el Comité de Inteligencia de la Cámara, Patel ha sido duramente atacado por sectores progresistas, que lo acusan de ser “demasiado político” para dirigir el FBI. Pero él insiste en que su único compromiso es con la verdad: “En 16 años de servicio público, siempre he puesto la misión por delante”.
Para nuestra comunidad, lo dicho por Kash Patel no es solo una evaluación técnica del estado del país: es un grito de alarma sobre la descomposición moral que enfrenta nuestra nación. La violencia, el abuso infantil, el tráfico sexual, la pornografía, la crisis del fentanilo… todo esto no son problemas abstractos, sino realidades que destruyen hogares, dañan el alma de una nación y claman por una respuesta decidida.
Como católicos, estamos llamados a rezar, actuar y defender la verdad, pero también a apoyar a quienes, como Patel, se atreven a desafiar el sistema para proteger a los inocentes. En sus propias palabras: “Lo que importa es que la verdad sea la prioridad”.