En un artículo reciente, “¿Existe una respuesta católica a la creciente crisis de infertilidad?”, la columnista católica Elise Italiano Ureneck explora los desafíos que enfrentan las parejas católicas que luchan contra la infertilidad.
“El desafío que enfrenta la Iglesia es ayudar a un número cada vez mayor de católicos, muchos de los cuales sufren en silencio, a discernir el plan de Dios para su matrimonio y buscar caminos para ser fructíferos que respeten el plan de Dios para la vida y el amor”, afirmó Ureneck.
Aunque la mayoría de las parejas católicas acceden al sacramento del matrimonio con una disposición abierta a la vida y con la expectativa de “una familia más grande que el ideal social”, señaló, “un número creciente está luchando con lo contrario”, según estadísticas recientes.
Ureneck continuó:
La suposición predeterminada dentro de la comunidad médica es que los individuos y las parejas utilizarán medios artificiales de procreación (desde gametos de donantes hasta FIV y madres sustitutas ) para tener hijos biológicamente relacionados. Hoy en día es más probable que las compañías de seguros proporcionen cobertura para estos servicios, pero no para tratamientos alternativos.
El Papa Francisco pidió recientemente una prohibición universal de la maternidad subrogada, calificando la práctica de “despreciable” por explotar a los niños como productos:
El camino hacia la paz exige el respeto a la vida, a cada vida humana, comenzando por la vida del feto en el seno de la madre, que no puede ser suprimida ni convertida en objeto de trata.
“En este sentido, considero deplorable la práctica de la llamada maternidad subrogada, que representa una grave violación de la dignidad de la mujer y del niño”, dijo Francisco, añadiendo que la subrogación explota “situaciones de necesidades materiales de la madre”.
“La buena noticia es que los médicos católicos han estado avanzando en el tratamiento de la infertilidad durante décadas”, dijo Ureneck, citando como ejemplo el Instituto San Pablo VI para el Estudio de la Reproducción Humana .
Ureneck cita las palabras de una mujer llamada Elizabeth que luchaba contra la infertilidad, quien se hizo eco del Santo Padre cuando dijo: “Recibe lo que Dios tiene para ti hoy. Dios es un Dios del presente, no del pasado ni del futuro”.